La Comparsa de Gigantes baila para conmemorar el Privilegio de la Unión

La Comparsa de Gigantes baila para conmemorar el Privilegio de la Unión

La jornada discurrió bajo un clima agradable que a mediodía se hizo incluso un poco sofocante y todo el recorrido se hizo exento de polémicas o reivindicaciones políticas

Por Eduardo Sanz Campoy

Pamplona/Iruña, 8 de septiembre de 2018

Las calles del Casco Antiguo se han llenado este sábado para conmemorar el 595 aniversario de la fundación de Pamplona. Miles de ciudadanos, gigantes y cabezudos celebraba la unión de los burgos de Navarrería, San Cernin y San Nicolás en el año 1423, cuando el rey Carlos III firmó el susodicho“Privilegio de la Unión”.

A pesar de que el programa conmemorativo ya tuvo lugar a lo largo de esta semana, el día principal ha sido hoy,  cuando a razón de la celebración, la Comparsa de Gigantes y Cabezudos ha salido a las calles. Como es costumbre, también se ha contado con la compañía de dantzaris, txistularis, gaiteros y La Pamplonesa.

Pero el Casco Antiguo de este sábado no era el de todos los días, y es que a la celebración se sumó un mercadillo medieval, donde discretos puestos llevados por ciudadanos disfrazados distinguían la calle ofreciendo quesos, armaduras y artesanía.

El evento comenzó a las 10 de la mañana, cuando la comparsa salió de la estación de autobuses al Ayuntamiento. A esa hora el grupo de gente aún era reducido y se podía ver a los niños corretear y meterse bajo las faldas de los gigantes.

Durante el transcurso de la mañana la gente comenzó a acumularse y a ellos se sumó La Corporación, que desfiló con sus trajes de gala desde el Ayuntamiento hasta la Catedral. Allí se realizó la ofrenda floral a Carlos III de Navarra en honor a la firma del edicto que buscaba que los tres burgos en los que estaba dividida la ciudad “pudieran vivir en paz, tranquilidad y concordia perpetua”.

Tras el homenaje a Carlos III, la actividad se reanudó con la actuación de la Capilla de Música, tras la cual se volvió a recorrer las calles, esta vez, a través de los tres burgos que se unieron en su momento para dar lugar a Pamplona.

A la vuelta de la comparsa el enorme grupo de gente empezó a disminuir, -aunque muchos aprovechaban el buen clima para quedarse en las terrazas de los bares- e incluso los cabezudos empezaron a mostrarse cansados de tanto perseguir a los más pequeños (y mayores).

La jornada discurrió bajo un clima agradable que a mediodía se hizo incluso un poco sofocante y todo el recorrido se hizo exento de polémicas o reivindicaciones políticas.