El Parlamento de Navarra acoge una conferencia sobre las rutas migratorias de las personas refugiadas que llegan a Navarra

Jornada 'Jugarte la vida en el Mediterráneo-Los campamentos de personas refugiadas en Grecia-La llegada a Navarra'. La apertura de la jornada correrá a cargo del presidente del Parlamento, Unai Hualde, tras cuya intervención tomarán la palabra Unai Beroiz, fotoperiodista, Isabel Eguiguren, periodista, y Chaimae Daoud, técnica de integración de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Navarra
Jornada 'Jugarte la vida en el Mediterráneo-Los campamentos de personas refugiadas en Grecia-La llegada a Navarra'. La apertura de la jornada correrá a cargo del presidente del Parlamento, Unai Hualde, tras cuya intervención tomarán la palabra Unai Beroiz, fotoperiodista, Isabel Eguiguren, periodista, y Chaimae Daoud, técnica de integración de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Navarra

Unai Beroiz, Isabel Eguiguren y Chaimae Daoud ponen el acento en el lado humano de un drama lastrado por las barreras legales y sociales a los procesos migratorios de inclusión

El Parlamento de Navarra acoge una conferencia sobre las rutas migratorias de las personas refugiadas que llegan a Navarra

El Parlamento ha acogido esta tarde una conferencia sobre las rutas migratorias que siguen las personas refugiadas que llegan a la Comunidad Foral, un tema de indudable actualidad sobre el que han disertado el fotoperiodista Unai Beroiz, la periodista Isabel Eguiguren y la técnica de integración de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Navarra Chaimae Daoud.

Los tres ponentes han puesto el acento en las personas, en las condiciones que subyacen bajo las largas y peligrosas travesías que acometen para intentar llegar a Europa cruzando el Mediterráneo desde el norte de África.

En esa concatenación de padecimientos que, antes, durante y, en el mejor de los casos, después de la travesía, debe afrontar el colectivo de migrantes, Beroiz, Eguiguren y Daoud han destacado el papel del Aita Mari, “un buen ejemplo de respuesta social ante el sufrimiento de miles de personas que se juegan la vida en el Mediterráneo”.

Seguidamente, han diseccionado la realidad de un “drama colectivo” que abarca desde las muertes y desapariciones en el Mediterráneo, hasta la realidad de los campamentos de refugiados en Grecia, pasando por los estigmas en torno a los procesos de integración en la tierra de acogida.

Unai Beroiz se ha remitido a los datos del proyecto Missing Migrants, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), para poner de relieve que hasta finales de 2021 un total de 2.047 migrantes han muerto o desaparecido en las aguas del Mediterráneo en su camino hacia Europa.

“El Mediterráneo Central, desde el Norte de África hasta Europa, es una de las rutas migratorias más mortíferas y peligrosas del mundo, pues son al menos 18.859 las personas que allí han muerto desde 2014. Esta ruta destaca también por ser la que mayor número de desapariciones registra y eso que es probable que muchas muertes no se hayan registrado”.

En este contexto y dada la “inoperancia de una Europa impasible ante tanto dolor y sufrimiento”, incluido el que ocasionan los traficantes de migrantes, Unai Beroiz subraya que “la flota civil es el principal recurso a la hora de intentar rebajar esos números de muerte y horror. Para ello surgió el proyecto Aita Mari, un antiguo atunero vasco reconvertido en barco humanitario de rescate por la ONG vasca Salvamento Marítimo Humanitario (SMH). Tristemente para las personas que arriesgan su vida en el mar, este tipo de embarcaciones son su única esperanza de vida”.

Isabel Eguiguren ha explicado que, muy a pesar de las afirmaciones del Gobierno griego, que “el pasado verano dio por concluida la crisis migratoria”, la realidad es muy diferente. “Continúa llegando mucha gente a islas como la de Chios, donde son detenidos, metidos en hinchables sin motor y abandonados en alta mar. Quienes consiguen llegar deben sobrevivir en campamentos como el de Vial, cuyas condiciones insalubres han propiciado que las personas refugiadas padezcan enfermedades ya erradicadas como la malaria o la sarna”.

A ese respecto, Eguiguren destaca que la ONG Salvamento Marítimo Humanitario “no solo es la única que presta atención sanitaria allí, sino que, además, padece las trabas del Gobierno griego a la hora de procurar atención hospitalaria a los migrantes, sobre todo cuando se trata de pruebas más específicas, como analíticas o ecografías”.

A modo de colofón, la periodista navarra ha calificado de “tremenda” la situación de las personas ahora mismo refugiadas en Grecia. “Además de las devoluciones ilegales, se están denegando el 80% de las peticiones de asilo, lo que está obligando a muchas personas y familias a huir a pie por Macedonia o Albania. Los campos de personas refugiadas, como el de Vial, en Chios, van a dar paso a nuevos centros con medidas similares a las cárceles, con doble vallado de seguridad, cámaras, rayos x o puertas magnéticas para crear un efecto disuasorio”.

Pese a ello, Eguiguren tiene claro que “ninguna medida, por muy dura que sea, va a conseguir frenar a estas personas, porque está en juego su propia supervivencia”.

Desde otra óptica, Chaimae Daoud, técnica de integración en CEAR Navarra, advierte del riesgo de estigmatizar. “Cuando hay que señalar o buscar culpables del aumento de la inseguridad ciudadana, la delincuencia, el paro o el colapso de los servicios púbicos que estamos viviendo, las personas nacidas fuera de nuestro pueblo, de nuestra comunidad o de nuestra nación tienen garantizado el sambenito”.

En esa tarea de proteger, de ayudar a aterrizar y procurar una nueva forma de vida digna, Daoud destaca el trabajo de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), desde donde se procura “protección y acompañamiento” a los solicitantes de asilo, pues gran parte ellos se convierten en inmigrantes en “situación administrativa irregular”, una vez resuelto su expediente.

“Los últimos datos publicados demuestran que el porcentaje de las resoluciones favorables a estas demandas no supera el 5%. Una vez reiterada la documentación que acredita el derecho de residencia y/o trabajo, la persona se enfrenta a una larga lista de dificultades para acceder a los derechos mínimos básicos. Esto lo que hace es paralizar su proceso de inclusión y dar pie a otras alternativas de reestructuración de su proyecto de vida”.