Este es el nuevo libro que cose los retales de la fuga de San Cristóbal: "Nadie quería matar ni morir'

Una imagen del Fuerte de  San Cristóbal en Ezkaba
Una imagen del Fuerte de San Cristóbal en Ezkaba

La obra de Alejandro Torrús da protagonismo al trabajo silencioso realizado por las mujeres --esposas, madres, hermanas-- de los presos, conformadas en un "núcleo de resistencia organizado" habitual allá donde había una cárcel franquista

Este es el nuevo libro que cose los retales de la fuga de San Cristóbal: "Nadie quería matar ni morir'

Alejandro Torrús (Elche, 1988), presenta en sociedad este miércoles en la Sala Mirador del barrio de Lavapiés (Madrid) su primer libro, 'La gran evasión española' (Ediciones B, 2022), el relato de cómo 795 de los cerca de 2.500 prisioneros que permanecían en la cárcel franquista del fuerte de San Cristóbal lograron escapar de la fortaleza, una evasión que a lo largo de más de 300 páginas queda documentada en un 'collage' en el que el escritor da forma al relato ordenando testimonios, memorias y trabajos previos de otros autores.

La primera vez que Alejandro Torrús tuvo conocimiento de lo que aconteció en el fuerte de San Cristóbal fue en el año 2013, al descubrir el trabajo que realzaba el Instituto Navarro de la Memoria, que se encontraba en pleno proceso de preparación de un plan de exhumaciones para recuperar los cuerpos de los fugados.

En la última década, ha recabado información, desde libros hasta reportajes, entrevistas y testimonios de familiares, y cuando le plantean escribir un libro, tenía claro que dedicaría su primer trabajo editorial a la historia de la cárcel franquista de Navarra.

Y todo ello, según explica en entrevista con Europa Press, "intentando huir de lo académico y buscando un lenguaje divulgativo" para poder llegar a ese lector que nunca se acercaría a la estantería para coger un libro sobre memoria histórica.

CUATRO PATAS, UN RELATO

Para dar forma a 'La gran evasión española', el trabajo previo de investigadores como Félix Sierra e Iñaki Alforja; Fermín Ezkieta; y Amaia Kowasch es "fundamental". Del primero, destaca la recopilación de testimonios de supervivientes; del segundo, su "tarea monumental" para la localización de las fosas a partir de testimonios de vecinos de los alrededores; y de la tercera, toda la información que fue capaz de recopilar del trabajo en red impulsado por madres, mujeres y hermanas de los internos del fuerte.

Hay una "cuarta pata" para terminar de dar forma a la obra, como son las memorias de los presos en varios libros o entrevistas publicadas en los últimos años.

El autor ilicitano ha cosido los retazos de la historia ya escrita dándole un hilo conductor que gira alrededor de la salida en masa del fuerte, con una escritura no lineal y rodeada de historias satélite que circundan el núcleo narrativo.

El fuerte de San Cristóbal "nunca fue concebido como cárcel", ya que tenía destino defensivo, de manera que la vida de un prisionero en un inmueble en el que no había celdas y estaba construido bajo tierra derivaba en que las condiciones de vida "no fueran buenas", ya que a los malos tratos había que sumar las enfermedades derivadas de la fuerte humedad.

Según el relato de Torrús, el perfil de inquilino del fuerte era muy variado, pero con mayoría de gallegos y castellano y leoneses, a los que había que sumar gran cantidad de 'gudaris' vascos y navarros que combatieron en la Guerra Civil.

En el caso de los internos de Galicia y Castilla y León, no se trataba de "presos destacados o de reconocida personalidad republicana", ya que la "inmensa mayoría" contaban como crimen el haber militado en sindicatos de izquierdas. "Jornaleros agrarios, algún maestro... clase media y baja que ni siquiera combatió en la guerra".

MORIR O CAMINAR LENTAMENTE HACIA LA MUERTE

En el momento de la fuga, la información que manejan la mayoría de los presos "es confusa y nula", ya que tan solo una treintena estaba al tanto de lo que iba a ocurrir.

Una vez abiertas las puertas, "cunde la desinformación", ya que la gran mayoría ni siquiera sabía qué estaba ocurriendo, incluso algunos llegaron a pensar que habían sido liberados por el ejército republicano.

"La vida dentro del fuerte era un lento caminar hacia la muerte. Cada dos o tres días había un preso muerto. Muchos de los fugados sabían que abandonar la cárcel era una moneda al aire, y suponía elegir entre morir dentro o morir fuera", explica Torrús, quien agrega que "la decisión que afrontan muchos presos es, simplemente, decidir cómo morir".

Citando prensa navarra de la época, el relato que se establece en el momento de la fuga "un grupo de ladrones de mala vida y peligrosos habían salido de la prisión, poniendo en peligro a toda la población".

En ese contexto y en un territorio donde había triunfado el golpe de Estado, se desarrolló un clima de colaboración ciudadana con el objetivo de "cazar al rojo" fugado, "buscando a prisioneros huidos" para entregarlos a las autoridades franquistas.

"DONDE HABÍA UNA CÁRCEL FRANQUISTA, HABÍA UN NÚCLEO DE RESISTENCIA DE MUJERES"

La obra de Alejandro Torrús da protagonismo al trabajo silencioso realizado por las mujeres --esposas, madres, hermanas-- de los presos, conformadas en un "núcleo de resistencia organizado" habitual allá donde había una cárcel franquista.

Un trabajo orientado a que "ninguno se quedará atrás" y poder garantizar "un mínimo de condiciones de vida" llevando comida, ropa o medicamentos a los internos.

En este punto, Torrús revela como anécdota cómo, en conversación con un descendiente de un preso del fuerte, le mostró una imagen con la que fue la esposa de su antecesor, una mujer a la que no reconoció; una mujer que "tenía una historia de lucha igual de potente" que la de su marido.

"En esta transición hemos heredado historias de lucha y residencia de los hombres, pero hemos olvidado la lucha de nuestras abuelas y bisabuelas, que también fueron la resistencia, que lucharon contra las represalias de su pueblo y que han sido viudas en una España de posguerra en la que han tenido que sacar adelante, solas, a sus familias", argumenta.

"NADIE QUIERE MATAR, NADIE QUIERE MORIR"

De los dos capítulos que Torrús dedica a relatar la fuga, admite que hay una parte, solo una, añadida más allá de lo documentado, y es el lema utilizado por los cabecillas de la huida: "Nadie quiere matar, nadie quiere morir", una premisa que "da estructura" a todo el capítulo.

Por lo estudiado de cómo ocurrió todo, Torrús da por hecho que la voluntad era la de "ni matar ni dejarse matar".

Hasta ahora, se ha podido abrir una quincena de fosas de presos que participaron en la fuga, pero "quedan muchos desaparecidos, incluso más de una centena".

"CON CONSENSO, NO HABRÍA MUERTOS EN LAS CUNETAS"

Alejandro Torrús, experto en Memoria Histórica, considera que más allá de legislación, es la voluntad política la herramienta más potente para cerrar heridas

"Una ley de memoria sería secundaria si hubiera consenso. Euskadi es ejemplo de ello. Han trabajado y ha sacado a sus muertos de las cunetas con medidas concretas y sin tener una ley aprobada, a golpe de decreto, con una derecha que no se oponía. Con voluntad política no quedaría ningún muerto en las cunetas".

En todo caso, sí que admite que queda mucho trabajo por hacer, sobre todo didáctico. Como ejemplo, rememora cómo el pasado mes de septiembre, cuando el Instituto Navarro de la Memoria identificó a uno de los fusilados que participaron en la fuga, en el acto de entrega de los restos a sus familiares se dejó ver lo mucho que queda por avanzar.

Un miembro de la asociación de Memoria Histórica de la localidad de Dueñas que acudió al acto y que portaba una camiseta ilustrada con una estrella con los colores de la bandera republicana tuvo vetado el acceso al fuerte de San Cristóbal.

"Cuando fuimos a entrar a conocer el lugar, un responsable del Ejército --actual gestor del fuerte-- le dijo que no se podía entrar con una bandera anticonstitucional", recuerda. "Pero la tricolor no es una bandera anticonstitucional, muy al contrario, es la bandera de la primera experiencia democrática. Si somos un país democrático, las raíces están ahí. Episodios como éste muestran a la perfección la desmemoria y el olvido que hay en este país".