Las obras de reurbanización de la calle Bosquecillo afrontan su último trimestre

Foto: Ayto. de Pamplona
Foto: Ayto. de Pamplona

Durante los trabajos, se han datado restos del antiguo convento de San Francisco, de enterramientos y del foso del baluarte de San Llorente. El actual carril bici por la acera se modifica para adaptarse a la nueva urbanización apostando con la coexistencia peatonal y ciclista

Las obras de reurbanización de la calle Bosquecillo afrontan su último trimestre

Las obras de reurbanización de la calle Bosquecillo afrontan su último trimestre centradas en las labores de pavimentación. Se ha pavimentado aproximadamente la mitad de la vía y se actúa también en las zonas de confluencia con la avenida de Gipuzkoa y la calle Navas de Tolosa, que se convertirán en espacios de estancia y convivencia. Las obras las está ejecutando la empresa Lacunza Hermanos, cuentan con un presupuesto de 1,1 millones de euros y se prevé que concluyan en el mes de noviembre.

La Gerencia y la Comisión de Urbanismo han visitado esta mañana los trabajos que potencian el carácter peatonal de la calle. Ya se han llevado a cabo los trabajos vinculados a la red de saneamiento y a la red eléctrica e iluminación, y la configuración de los parterres. Se percibe con claridad la plataforma única, sin aceras, en el que se convertirá la vía y que permitirá una comunicación limpia entre los espacios verdes del Bosquecillo y la Taconera y también vertebrar de forma más sostenible la salida del Casco Antiguo hacia Iturrama y San Juan. El pavimento en piedra calcarenita con acabado abujardado en diversos tamaños traslada una imagen similar a la que mantiene el pavimento del Casco Antiguo.

La calle Bosquecillo cuenta con 170 metros de longitud y 11 metros de anchura, que ahora se disfrutarán sin elementos que dificulten la movilidad. Se han eliminado las aceras y las jardineras longitudinales que albergaban unos setos para romper las barreras trasversales que dificultaban la comunicación entre los diferentes espacios. De esta forma, se permeabilizan los recorridos peatonales y también los ciclistas. El actual carril bici por la acera se modifica para adaptarse a la nueva urbanización apostando con la coexistencia peatonal y ciclista. 

El proyecto incluye la generación de tres zonas de estancia a lo largo de la calle. Una de ellas estará ubicada frente al portal de San Nicolás, como conexión natural entre ambos parques. Las otras dos áreas estarán próximas a las confluencias con las calles Navas de Tolosa, en el entorno del paso peatonal, y en una zona cercana a la acera de la avenida de Gipuzkoa, en las inmediaciones de los aseos públicos municipales. El diseño de un nuevo conjunto de parterres y el mayor protagonismo del arbolado ya existente en la zona propondrán una transición más natural entre Taconera y Bosquecillo. Esta actuación se enmarca en la Estrategia Go Green, de actuaciones municipales contra el cambio climático.

Foto: Ayto. de Pamplona
Foto: Ayto. de Pamplona

Convento de San Francisco y necrópolis

Durante las obras de la reurbanización de la Calle Bosquecillo, en la fase de movimiento de tierras de excavaciones de la zanja del servicio de saneamiento, se realizaron diferentes hallazgos arqueológicos, como los restos del antiguo convento de San Francisco, necrópolis o el foso del baluarte de San Llorente.

Los restos del antiguo convento de San Francisco (1245 – 1521) responden a diferentes estructuras relacionadas con sus dependencias, aunque por lo escueto del espacio abierto no se pueden relacionar con edificios o usos concretos dentro del conjunto monacal. En el extremo oeste de la calle, aparecieron diferentes restos relacionados con actividades industriales, como la fundición de metales o la fabricación cerámica. Concretamente, la fundición de metales se constata a través de un área donde aparecieron varios moldes de adobe superpuestos para la obtención de campanas y otros elementos. No está claro por el momento si estas actividades se llevaban a cabo dentro del citado convento.

El grueso de los hallazgos relacionados con el convento forma parte de su necrópolis de inhumación. El cementerio asociado al convento arrojó el hallazgo, excavación y recuperación de 55 enterramientos distribuidos en toda la mitad este de la actual calle Bosquecillo. En el tramo situado en el centro de la calle, los enterramientos se presentaban en fosa simple y ritual cristiano clásico, con individuos de ambos sexos y todas las edades, por lo que se cree que dentro de los terrenos del convento se creó un cementerio parroquial, abierto a toda la ciudadanía y no solo para los monjes.

Enterramientos medievales en las obras de la calle Bosquecillo
Enterramientos medievales en las obras de la calle Bosquecillo

Enterramientos del siglo XIII

En la confluencia de las calles Bosquecillo y Taconera, los enterramientos localizados eran, en cambio, en cista, dentro de pequeñas construcciones de piedra, a base de muretes que delimitaban el espacio de la fosa y que quedaban cubiertas con losas. Se trata de enterramientos más antiguos, que datan del siglo XIII. La necrópolis podría haber comenzado en esta zona, y se extendería más tarde hacia el oeste, lo que puede dar una pista sobre la situación de la iglesia del convento.

Se localizó también un tramo del foso del baluarte de San Llorente (más tarde San Lorenzo), estructura defensiva que se construyó, a partir de otras precedentes de época medieval, a partir de 1535. Si bien el baluarte no se localizó, queda constatada la excavación de un largo tramo de su foso de protección. Sus rellenos dan cuenta del momento en que se clausuró el foso y se desmontaron baluarte y murallas, en el año 1571, tras la edificación de la Ciudadela.

La estratigrafía recuperada que envuelve a todos estos hallazgos ha deparado la recuperación de abundante material arqueológico relacionado con la historia medieval y moderna de la ciudad, incluso con algunos vestigios de otras épocas, como materiales de época romana o infraestructuras (conducciones de abastecimientos de agua) de los siglos XVIII o XIX.