Irene García-Calvo, experta en relaciones de pareja: "Hemos pasado del extremo de tener que aguantarlo todo al de ser totalmente inconformistas"

La psicóloga Irene García-Calvo Gaspar
La psicóloga Irene García-Calvo Gaspar

La psicóloga Irene García-Calvo Gaspar, formada en la Universidad Pontifica de Salamanca y un máster general sanitario en la Universidad Europea de Madrid, nos da una perspectiva profesional sobre las relaciones de pareja antes y ahora. Además, abordará temas más novedosos como las relaciones abiertas, las aplicaciones de citas, los valores y el número de parejas que acuden a las terapias.

Irene García-Calvo, experta en relaciones de pareja: "Hemos pasado del extremo de tener que aguantarlo todo al de ser totalmente inconformistas"

¿Qué efecto han tenido las redes sociales en las relaciones de pareja?

Las redes sociales tienen una parte muy positiva en las relaciones, el poder estar en comunicación constante y al momento con gente de todo el mundo. Pero son un arma de doble filo. Una de las partes negativas que tienen, por ejemplo, con una red social de comunicación escrita como WhatsApp, es que no hay un tono de voz o no puedes tener una conversación realmente fluida. El tono lo está poniendo el receptor y se puede llevar a malinterpretaciones. La comunicación no verbal, que es tan fundamental, la estamos perdiendo en este aspecto. Por supuesto, a la hora de reconciliarnos, no es lo mismo tener una conversación conflictiva dándole la mano a mi pareja que con una pantalla de por medio.

Además, se tiende a hacer a través de estos medios, el mantener discusiones, conversaciones incómodas que todas las parejas deben tener en algún momento. Es cierto que las redes sociales nos facilita poder hablar sin vernos, incluso pensar lo que quieres escribir a la otra persona, pero en realidad es algo que a la larga  puede ir en contra.

¿Las relaciones se han vuelto más impersonales?

Por supuesto, va a depender siempre de cada pareja, porque las hay que funcionan y están bien. En cuanto a impersonal, no sé si sería la palabra que yo utilizaría, lo que creo es que en muchas ocasiones las redes sociales pueden estar jugando un papel importante y dañino para las relaciones de pareja. Es un hecho que ha revolucionado la manera en la que nos comunicamos.

Siempre existirán relaciones a distancia, y en ese caso, las redes sociales creo que juegan un papel fundamental en que entre esas dos personas haya una comunicación. Si volvemos a antaño, se enviaba una carta al mes como mucho y poco más podíamos hacer. Si las empleamos como un modo de valoración, por ejemplo: Si no sube fotos conmigo, es porque no le importo o no me quiere., si puede influir, aunque recalco que no las llamaría impersonales.

¿Ha habido una evolución en las relaciones?

Irene García-Calvo Gaspar, en Psiconfía 

Yo creo que sí. A nivel social ya no es lo mismo. Venimos de una época en España, en la que nuestros abuelos no se podían divorciar. Si te casabas, era para toda la vida sí o sí, porque podías separarte, pero eso ya conllevaba una crítica y repudia social. También se añade el hecho de que ahora la mujer es alguien independiente, puede trabajar, ya no es solo un satélite de su marido y ni depende de una figura masculina. Esto ha representado un cambio en las dinámicas marcadas de los roles.

Las redes sociales también han fomentado que nos podamos conocer de otra manera. El conocernos en un bar y demás sigue existiendo, pero es que ahora desde tu móvil puedes saber si te gusta físicamente, si te llama la atención una persona y saber si es mutuo sin ni siquiera verse en persona. Las opciones son múltiples. Además, la gente joven está cada vez más pluriempleada con menos tiempo libre y esto conlleva a que tengamos que dedicarle tiempo a trabajar, a estar con mi pareja y dedicarle tiempo a sí mismo, a mi familia y a lo social. Queremos abarcar todo y es muy difícil atender equitativamente.

¿Qué efecto han tenido aplicaciones de citas como Tinder?

Diría que aplicaciones como Tinder desde la pandemia han sufrido también una evolución. Este tipo de aplicaciones eran mayoritariamente para algo sexual. Pero a raíz de la pandemia, de estar encerrados y de no tener contacto con otras personas, Tinder se ha abierto más a otros campos más allá de algo exclusivamente sexual. A conocer a gente, a poder buscar una relación, y la realidad es que conozco a muchas relaciones serias y formales que han nacido de Tinder después de la pandemia.

Pero sigue el prejuicio de que es muy superficial o impersonal. Sin embargo, no deja de ser más superficial que en la barra de un bar donde ves a una persona que te gusta y te acercas a ligar con ella. Al final, lo primero que va a entrar tanto en Tinder como en el bar es lo que se ve, el físico. Pero cuando comienzas a conocer a esa persona y ves que es lo que ofrece, ahí realmente es cuando puedes valorar si esa persona te convence y te comprende.

¿No se toman tan enserio las relaciones?

Ahora entendemos que una relación, ya sea de pareja, amistad, familia… Se puede terminar. Entonces la sociedad en ese sentido va mucho más fluida porque sabemos que puede finalizar y volver a empezar.

También, volviendo a las nuevas tecnologías, juegan un papel importante, porque todo ahora es más inmediato y nos ha vuelto más inconformistas. Esto hace que tengamos menos tolerancia a la frustración y en cuanto hay algo que no nos gusta o no es lo que se acerca a lo que yo quiero, normalmente rompemos y no le seguimos dando una oportunidad. Digamos que hemos pasado de un extremo a otro. Hemos pasado de aguantarlo todo en la relación de pareja, a “esto no es lo que yo busco y, por tanto, no aguanto nada”.

¿Cree que ha habido un deterioro en el romanticismo?

El amor romántico lo seguimos entendiendo como lo que vemos en una película Disney. Pero la realidad es que la fase de enamoramiento en cualquier relación de pareja tiene un final y se pasa a otra etapa de la relación en la que conozco los defectos de mi pareja y los aceptamos o no. En esta fase muchas relaciones de pareja se rompen porque entienden que ya no están enamorados. No tiene nada que ver, al contrario. La siguiente fase es igual de importante que cualquier otra.

Parece que ser romántico es tener que estar siempre pendiente, mi pareja es lo primero. Eso no es romanticismo. De hecho, si lo llevamos a un extremo, lo que se convierte es en una relación de pareja tóxica, porque solo se asimila romanticismo con pasión.

Para que una pareja tenga romanticismo, para que una pareja funcione, tiene que haber pasión, pero también intimidad y compromiso. Son los tres pilares fundamentales para que una relación de pareja funcione y, de hecho, es la pirámide de Sternberg. Con esos tres elementos en equilibrio, se forma una relación sana.

¿Cómo se consigue ese equilibrio? 

Compromiso no tiene por qué traducirse a una relación monógama, una relación abierta que tiene sus límites puestos, también puede tener  muchísimo compromiso y si nos saltamos estos límites, estoy faltando al compromiso que tengo con esa persona. Intimidad y pasión pueden ir de la mano, pero tampoco necesariamente. Cuando hablamos de pasión y no no solo estamos llevándolo al terreno sexual, puede ser irnos a escalar juntos o irnos a cenar. 

Respecto a la intimidad, pasa lo mismo. Evidentemente la parte sexual tiene importancia dentro de una pareja, pero la intimidad también puede ser darse la mano, tener una mirada cómplice con la otra persona en un momento dado que nadie más entienda. Eso también es intimidad. 

¿A qué cree que se debe el aumento en otro tipo de relaciones como las abiertas?

Depende mucho de lo que busque cada persona. Hay que tener un poco de apertura mental para entender que dos personas si eligen poner sus normas y sus límites dentro de la pareja, estarían en todo su derecho. Claro que hay mucha mala interpretación porque mantener una relación abierta no tiene por qué significar libre albedrío. Muchas personas tienen relaciones abiertas y tienen unos límites clarísimos como que no pueda ser alguien cercano o no se pueda repetir más de una vez con la misma persona. Del mismo modo que en las estructuras de relación más tradicionales, existen unas normas. Es decir, existen tantos tipos de relaciones como parejas en el mundo, depende de los límites establecidos entre las personas involucradas.

¿Ha habido un incremento de parejas acudiendo a terapias?

Sí que he visto que en Navarra la terapia de pareja está muy en alza. Tanto mis compañeros psicólogos como yo, cada vez estamos formándonos más en terapias de pareja y en terapia sistémica porque vemos que hay una gran demanda. Cabe destacar que no solo se trata de terapia de parejas, en la terapia familiar también hay un incremento. Aunque no haya conflicto, cuando tú solamente estás con otra persona, tu rol es únicamente de pareja. Pero cuando hay hijos de por medio, se suman el rol de madre o padre y tienes el rol de familia. 

Sin embargo, yo creo que ahora se pide más ayuda, pero incluso en parejas jóvenes todavía existe esa idea trivializada de pedir ayuda. Hay parejas que dicen “ todavía somos muy jóvenes, cómo vamos a ir a terapia de pareja si llevamos solo un año”. Con parejas muy mayores, pasa lo mismo con la idea de que venir al psicólogo es cosa de locos y eso no es así. Romper esa barrera de “lo que pasa en casa se queda en casa” es un paso complicado de tomar porque consiste en sacar los trapos sucios y airear asuntos que no son agradables. Es un paso muy valiente. 

¿Qué tipo de terapia o procedimiento se emplea? 

Dependerá en gran medida del tipo de conflicto que exista. He tenido parejas que han venido con un tema de celos, otras que han venido porque se han llegado a poner la mano encima. Tuve un caso en el que ella estaba considerando que él le había sido infiel por una conversación por WhatsApp con otra mujer.

La terapia sistémica y psicodrama es son muy útiles en terapias de pareja y en familias, pero las técnicas que utilices dependen  mucho de la persona que tengas delante.

Varía también según el objetivo de la pareja, porque hay que ver si el objetivo es común o si cada uno tiene el suyo propio. Hay casos en los que viene una pareja y una persona quiere romper y la otra quiere reconciliarse. Eso complica mucho la situación. Me intento guiar mediante el conflicto y objetivo, pero cada persona es diferente.

Irene García-Calvo Gaspar, ejerce su trabajo profesional en Psiconfía, en Monasterio de Iharte  2 de Pamplona