Regresa Artea Oinez a Condestable con 86 artistas, que este año homenajean al pintor tafallés Javier Esquíroz

Foto: Una imagen de la Expo
Foto: Una imagen de la Expo

Las dos salas de Condestable, y también el Centro Cultural de Tafalla, acogen esta exposición dinámica, en movimiento, con esculturas, esculto-pinturas, pinturas, dibujos, instalaciones, grabados, vídeo, fotografías, impresiones digitales y técnicas mixtas. La mayor parte de los trabajos se encuadran en la corriente abstracta, aunque también están representadas la figurativa, la expresionista, la geométrica, la hiperrealista, la simbolista o la informalista, entre otras, con un especial énfasis en las últimas tendencias

Regresa Artea Oinez a Condestable con 86 artistas, que este año homenajean al pintor tafallés Javier Esquíroz

Artea Oinez cumple su vigésimo quinto aniversario con una nueva exposición que reúne obras multidisciplinares de 86 artistas que han querido colaborar de forma desinteresada en esta muestra vinculada al Nafarroa Oinez 2022, que se celebrará en Tafalla. La exposición está dedicada este año al movimiento, con creaciones de diferentes estilos y técnicas, y rinde homenaje a la figura del artista tafallés Javier Esquíroz. Se podrá visitar hasta el próximo 254 de abril en las salas 1 y 2 en la primera planta del Palacio del Condestable.

El director de Cultura e Igualdad, Jorge Urdánoz, el director de la Federación Navarra de Ikastolas, Josu Repáraz, y la directora de Garcés de los Fayos Ikastola de Tafalla, Paula Arregui, han presentado esta mañana la muestra. Las dos salas de Condestable, y también el Centro Cultural de Tafalla, acogen esta exposición dinámica, en movimiento, con esculturas, esculto-pinturas, pinturas, dibujos, instalaciones, grabados, vídeo, fotografías, impresiones digitales y técnicas mixtas. La mayor parte de los trabajos se encuadran en la corriente abstracta, aunque también están representadas la figurativa, la expresionista, la geométrica, la hiperrealista, la simbolista o la informalista, entre otras, con un especial énfasis en las últimas tendencias.

En esta edición hablamos del movimiento, orientado hacia la reflexión y la mejora social a través de la cultura. La cultura nos mejora como personas y es imprescindible para la sociedad. Proyecta un movimiento hacia adelante, que abre las mentes, para pasar a la acción. La exposición se concibe como un hito de reflexión cultural, orientado a la contemplación sosegada y con distancia del arte contemporánea creado en los tiempos actuales.

La muestra reúne muchas voluntades y una gran generosidad, con obras que se contextualizan dentro del panorama más contemporáneo. El reto asumido es la búsqueda de la simultaneidad comunicativa, donde surja la magia entre las creaciones y permita explicar el momento que vivimos. El arte es emoción e intercambio de energías, que nos hace crecer como personas y evolucionar en muchos sentidos. Cada artista construye enunciados con fines muy diversos, en busca de la definición y referencialidad en su trabajo. El público y la crítica animan y mueven sus valoraciones poliédricas, avivando el diálogo al compás de sus resonancias semánticas.

Javier Esquíroz Armendáriz

Nacido en Tafalla en 1953, Javier Esquíroz Armendáriz busca fuera, para crear desde dentro, con una voluntad expresiva innata, extraordinariamente sensible. Por eso, su trabajo es tan exquisito, porque lo mima, desde la pincelada más expresionista y matérica, hasta el más mínimo e insignificante detalle. En su producción artística, las formas aparecen como protagonistas de un universo natural a ras de suelo. Imágenes potentes, en las que el detalle alcanza un protagonismo clave. Encuadres cortos, muy fotográficos, elevados a una categoría que solo el artista plástico puede conceder.

Sus obras parten de la contemplación de la naturaleza, desde el arte de saber mirar. De modo austero consigue que sus obras sean lecciones de trabajo plástico, de composición y color. La naturaleza más cercana a su vida, interiorizada desde la niñez, inspira gran parte de su producción, para crear un nuevo universo en que se sacraliza aquel paraje determinado, o ese detalle del fluir del agua, o de los cantos rodados de su base. Un universo poético que trasciende lo etiquetable, para plantear cuestiones muchas veces misteriosas y enigmáticas, como el inevitable paso del tiempo. Su último proyecto ‘Foz de Lumbier’, que se expuso en el Polvorín de la Ciudadela, descubre desde una mirada inquieta y curiosa, el motor de su creatividad, en un acto de respeto por el mundo vegetal y mineral.

En diferentes soportes, técnicas y formatos, desde lienzos de grandes dimensiones a trabajos más pequeños, Javier Esquiroz combina acuarelas, tinta china, acrílico, grafito y óleo sobre madera. Su paleta es sensorial, precisa en el matiz, amiga del color genuino. Sus obras, tendentes a la figuración, están hechas de pedacitos de realidad. A veces se desdibujan, para dar lugar a universos pictóricos menos realistas y más abstractos; combinando las pinceladas más expresionistas y matéricas, con las más delicadas y sutiles.