Frontones y plazas para el juego de pelota, patrimonio arquitectónico navarro, protagonizan una exposición en Donostia

Foto: IAE
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La muestra recoge la gran variedad formal de los espacios existentes para el juego de la pelota vasca como consecuencia de la interacción mutua que han vivido en el País Vasco y Navarra: de adaptarse e integrar la arquitectura preexistente en los pueblos y ciudades a tener la suya propia.
Frontones y plazas para el juego de pelota, patrimonio arquitectónico navarro, protagonizan una exposición en Donostia

Si hay un deporte que ha marcado la cultura popular vasca, desde su imaginario colectivo hasta sus propios pueblos, es el de la pelota. Presente en nuestra sociedad a partir de la Edad Media, las modalidades autóctonas comenzaron a jugarse de forma popular en campos sin urbanizar o las propias plazas y calles y, a día de hoy, existen canchas con gradas para miles de personas. Incluso llegó a ser uno de los espectáculos deportivos favoritos de la reina María Cristina, que a menudo presidía competiciones en el primer gran frontón industrial, el Jai Alai de Ategorrieta (1877). 

 ‘Pilotalekuak. Construyendo el vacío’ es la nueva exposición del Instituto de Arquitectura de Euskadi situado en el convento Santa Teresa de Donostia. Recoge la historia de la evolución que vivió el juego por su interacción con el entorno construido, así como el desarrollo de la propia arquitectura para responder a las nuevas modalidades y necesidades de la pelota vasca. La muestra viaja desde los primeros ‘pilotasoros’ hasta los grandes frontones de hoy en día, analizando las diferentes tipologías y su relación con los pueblos y ciudades del País Vasco. Todas ellas tan singulares y de diversos nombres, pero todas ellas ‘pilotalekuak’ -lugares para el juego de pelota, en euskera-. Y todas ellas con un único elemento en común: el vacío que construyen, el vacío necesario para acoger el propio juego.

Comisariada por el doctor arquitecto y profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UPV/EHU Daniel Carballo, abrirá sus puertas hasta el próximo 1 de octubre. A través de fotografías, vídeos, planos, maquetas y postales antiguas, entre otros contenidos, queda recogida la huella imborrable de este deporte en nuestro territorio, con numerosos ejemplos singulares como las ‘pilota plazak’ de Laguardia (Álava), Otxandio (Bizkaia), Aizarna (Gipuzkoa), Urroz-Villa (Navarra) o Sara (Labort). 

De integrar la arquitectura existente a una arquitectura propia

El espacio dedicado al juego de pelota en el País Vasco históricamente ha sido mucho más que una simple instalación deportiva o de ocio: su arraigo en la población ha supuesto una forma única de configurar la gran mayoría de las plazas centrales de los diferentes núcleos poblacionales.

‘Pilotalekuak. Construyendo el vacío’ narra la historia de cómo la evolución de la pelota vasca no se entiende sin la arquitectura, y viceversa. Sus orígenes populares se encuentran en simples campos, llamados ‘pilotasoro’ o ‘soropil’. Se trataba de terrenos sin urbanizar donde el pueblo llano, en sus ratos de ocio, jugaba a ‘bote luzea’, con los equipos enfrentados -juego a largo- y sin presencia de paredes.

El juego fue ganando popularidad y pasó a desarrollarse en entornos urbanos. Allí comenzó a convivir y a integrar elementos previamente construidos que delimitaban los espacios, que incluso, a menudo, eran modificados por sus nuevas necesidades. Con la evolución tecnológica del juego y su consolidación en el entorno construido, se fue sofisticando poco a poco. Por ejemplo, en la evolución del ‘bote luzea’ al uso del guante, al poder lanzar la pelota más lejos, se permitía que rebotase en los edificios o muros que configuraban la plaza, como las iglesias o los fosos de las murallas. 

 El juego siguió evolucionando hasta que la pared pasó a ser uno de sus iconos imprescindibles: llegó el Blé, una modalidad donde ambos equipos pasan a compartir campo -juego a corto- y lanzan la pelota contra el frontis. Esto propició la construcción de paredes independientes, el gran hito y hecho diferencial del desarrollo constructivo de las plazas para el juego de pelota, un fenómeno que se da por primera vez y de manera singular en el País Vasco. Más tarde, daría lugar a los primeros frontones, tipología conformada por un frontis, solado y una pared lateral -que en los inicios estaba a la derecha o a la izquierda indistintamente- como elementos fundamentales.

 La última parte de la exposición está dedicada al frontón moderno, cuya invención supuso un ‘boom’ a finales del siglo XIX y principios del XX. El deporte ganó tanta popularidad que su expansión superó las fronteras del País Vasco y no solo llegó al resto de España sino también a todo el mundo. Convertida en negocio-espectáculo, la pelota vasca vio cómo sus pelotaris se convertían en estrellas que se exportaban al otro lado del océano y sus campos, privatizados, llegaban a acoger a miles de personas. La exposición termina analizando esta última etapa a través de fotografías, dibujos, planos y un panel con las secciones y las plantas de nueve grandes frontones (entre ellos un frontón de Miami, uno de los que más aforo permitía en todo el mundo), comparados a la misma escala.

Programa y materiales complementarios

La historia y evolución del juego y su arquitectura quedan recogidas en el Instituto de Arquitectura de Euskadi a través de diferentes contenidos: el episodio ‘Joko zaharrak’ del reportaje de EITB ‘Jai Alai’; una colección de herramientas para el juego antiguas (guante largo y corto para laxoa, diferentes pelotas...) y modernas (xisteras, palas...); materiales originales como el botillo de Irurita (Navarra); una recreación a escala de una ‘pilota plaza’ ideal; postales históricas de diferentes frontones; y maquetas, planos y fotografías de las ‘pilota plazak’ de Laguardia (Álava), Otxandio (Bizkaia), Aizarna (Gipuzkoa), Urroz-Villa (Navarra) y Sara (Labort), correspondientes a diferentes grados de implantación del juego (de una sola pared, de dos, una pared anexa a una muralla e incluso sin ninguna pared), entre otros.

Habrá varias actividades que acompañarán a la exposición como programa complementario: en primer lugar, el claustro se convertirá en laboratorio y, mediante tres talleres, las personas participantes construirán diferentes tipologías de paredes para pelota con bloques. En segundo lugar, el último jueves de abril, mayo, junio y septiembre, el público podrá disfrutar de sesiones de cine gratuitas en el Instituto de Arquitectura de Euskadi, donde se proyectarán películas relacionadas con ‘pilotalekus’. Además, a través de una serie de conferencias, se ahondará más en sus aspectos no arquitectónicos: como patrimonio, como deporte, como fuerza social… Por último, los grupos escolares desde 5º de Primaria hasta Bachillerato podrán disfrutar de visitas guiadas gratuitas a la exposición bajo demanda. 

De forma complementaria a todo el contenido de la exposición, la web del Instituto de Arquitectura de Euskadi contiene mapas con casi 4.800 frontones registrados a nivel mundial, una muestra de la repercusión de esta tipología de arquitectura vasca en los cinco continentes, desde Filipinas hasta Reunión o Brasil.

Horarios: martes a viernes de 17:00 a 20:00.

Sábado de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00.

Domingo de 11:00 a 14:00.

Sobre el Instituto de Arquitectura de Euskadi

El Instituto de Arquitectura de Euskadi se centra en acercar la arquitectura a la ciudadanía y en fomentar el debate en torno a ella, al urbanismo, el paisaje y el diseño. El centro está impulsado por el Departamento de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes del Gobierno Vasco con la colaboración del Departamento de Cultura, Cooperación, Juventud y Deportes de la Diputación Foral de Gipuzkoa. 

Foto: IAE
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