La escritora salmantina de origen navarro Raquel Asenjo Dávila presenta su nueva novela, El guacamayo

La escritora Raquel Asenjo Dávila (Salamanca, 1960), con raíces navarras por rama paterna, presenta este jueves 18 de mayo a las 19 horas en la librería Elkar (Calle Comedias, 14, Pamplona) su segunda novela, El guacamayo, publicada por la editorial Círculo Rojo en 2022.  

Licenciada en Filología Inglesa y criada en Bilbao tras un periplo infantil en Buchanan, Liberia, a Asenjo le interesa la temática femenina en todos sus ámbitos, edades y circunstancias. Su trayectoria como docente y su inquietud personal la condujeron a estrenarse en la literatura en 2021 con la novela Créeme, vas a comerte el mundo (Editorial Círculo Rojo), obra que relata las circunstancias vitales de sus protagonistas, Montse, Marga, Carmen y Marisa, y de sus familiares y allegados. Se abordan asimismo las complejidades de las relaciones familiares y personales, así como las experiencias laborales y la carga cultural de las creencias.  

Por su parte, El guacamayo narra las experiencias personales que se desarrollan entre Amaya, Antonia y Verónica, mujeres que se conocieron alrededor de los años cincuenta cuando emigraron del País Vasco a la prometedora Venezuela. La amistad que se forja entre ellas les ayudará a sobrevivir a todas las adversidades, lo que sirve a la autora como argumento para dar visibilidad a la sororidad y la empatía, especialmente entre mujeres.  

Asenjo asegura que su nueva novela se dirige a todos aquellos lectores interesados en las complejidades de las relaciones humanas. Se trata de una obra de fácil lectura, cercana, ligera, con muchos diálogos que contribuyen a un ritmo ágil y fluido que, sin embargo, aborda temas complejos y universales como la amistad, las relaciones familiares o la emigración. 

Los motivos que llevaron a Venezuela a las protagonistas son distintos. Amaya emigra junto a su marido para labrarse un futuro más próspero. Mientras que Antonia se va para apartar la vergüenza de su familia. No solo por haberse casado con quien no era de su categoría, sino, sobre todo, por evitar que sus conocidos vieran crecer su incipiente maternidad. Por su parte, Verónica y su hermano emigraron con su padre, quien pronto regresó a casa con su esposa dejando a los dos jóvenes intentando salir adelante. 

En la trama central, el papel de los hijos es fundamental, tanto que, por eso, Amaya y los suyos vuelven a su tierra. Sin embargo, Antonia y Verónica echarán raíces y jamás regresarán. Destacan sobremanera las tribulaciones de uno de los hijos, cuyas inseguridades, provocadas por verse hasta su adolescencia avergonzado por su padre hacen que no se sienta uno más de la familia.  

En realidad, el chico añora ser hijo de otros. En su alma se va formando un pozo de resentimiento que se precipitará al ser rechazado por la mujer que lo hizo sentirse como un auténtico hombre. Tal combinación de incomprensión lo arrastra, irremediablemente, a la inestabilidad mental y al alcohol. Y a pesar de contar con el apoyo de su círculo más cercano, se comportará como un ser mezquino con quien no lo merece. 

Finalmente, confiesa su error a un hermano que, habiéndolo protegido siempre, permitirá un desenlace inopinado.

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