El Archivo de Navarra dedica su microexposición de enero a la división provincial de 1822

Foto: El Archivo Real y General de Navarra dedica la microexposición del mes de enero a mostrar al público algunos de los documentos que conserva sobre la aplicación de dicha medida en Navarra y se hace coincidir con el segundo centenario de la primera división constitucional de España en provincias, aprobada por decreto un 27 de enero de 1822.

En concreto, se muestra un ejemplar de la Constitución de 1812, los acuerdos de Diputación sobre la división interna del territorio y los pueblos agregados a provincias limítrofes, junto con un mapa de Navarra con la configuración definitiva de la provincia.

La muestra, que lleva por título “Bicentenario de la División Provincial de 1822” es de pequeño formato, de acceso libre y gratuito y permanecerá abierta al público en la galería baja del Archivo de Navarra todos los días del mes de enero de 10:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas.

División provincial

“El sistema territorial español del Antiguo Régimen había sido ya cuestionado durante el siglo XVIII por su poca funcionalidad”, explican los responsables de la exposición. “La convivencia de provincias muy extensas junto con otras muy pequeñas, así como la existencia de multitud de territorios de una provincia enclavados en otras a modo de islas eran considerados enormes obstáculos en la eficiencia administrativa”, indican.

Por ello, no es extraño que la Constitución de 1812 aprobada por las Cortes de Cádiz se hiciera eco de este problema al establecer en su artículo 11, después de haber listado todos los territorios integrantes de España, que “se hará una división más conveniente del territorio español por una ley constitucional, luego que las circunstancias políticas de la nación lo permitan”, añaden, “tal y como se puede comprobar en el ejemplar de la Constitución que abre la micromuestra”.

Los responsables del Archivo de Navarra efectúan un breve repaso sobre la situación histórica que se vivía en ese momento. Los trabajos para aprobar esa nueva división dieron comienzo ya en la legislatura gaditana, pero fueron interrumpidos por la reinstauración del absolutismo tras la vuelta de Fernando VII.

Reimplantado en 1820 el estado constitucional, la labor fue retomada y el 27 de enero de 1822 se aprobaba mediante decreto de las Cortes la división de España en 52 provincias. Esta reorganización territorial, a pesar de su carácter provisional y de su efímera aplicación, sentó las bases en algunos puntos de la que a la postre sería la definitiva división provincial española aprobada en 1833 y que llega hasta nuestros días.

Provincia de Pamplona

En el caso de Navarra, la aplicación del decreto llevó a la configuración de la nueva provincia de Pamplona cuyo territorio, dividido previamente por las Cortes en 7 partidos (Aoiz, Estella, Los Arcos, Olite, Pamplona, Santesteban y Tudela), coincidía en su mayor parte con el que había tenido Navarra durante el Antiguo Régimen, pero no totalmente.

De este modo, señalan, “del antiguo territorio navarro fueron segregadas las localidades de Cabredo, Genevilla, Lapoblación, Marañón y Zúñiga (agregadas a la provincia de Vitoria); Aras, Bargota, Castejón, Cintruénigo, Corella, Fitero y Viana (que pasaron a formar parte de la provincia de Logroño); y Ablitas, Barillas, Buñuel, Cortes, Fontellas, Ribaforada y Tulebras que, al igual que las actualmente despobladas Pedriz y Urzante, así como Petilla de Aragón, fueron incorporadas a la provincia de Zaragoza”.

El decreto estableció que, con excepción de las provincias de los archipiélagos balear y canario, todas las demás tomaran la denominación de su capital, razón por la cual en el caso de Navarra la provincia nació con el nombre de “Pamplona”.

La reimplantación del absolutismo en 1823 hizo que la nueva división apenas tuviera vigencia, ya que cuando en 1833 se produjo la vuelta al estado constitucional se aprobó una nueva y definitiva división de España en 49 provincias (desapareciendo respecto a 1822 las de Calatayud, Játiva y Villafranca –del Bierzo–) que, en el caso de Navarra, además de recuperar esta denominación para la provincia, mantuvo los límites tradicionales del territorio.

Pese a ello, en 1836-1837 y también en 1841 se llevaron a cabo dos breves intentos de recuperar los límites de 1822 entre las provincias de Logroño y Navarra, pero en ambos casos serían revocados, el de 1841 tras la protesta de la diputación navarra. Precisamente, concluyen, “la exposición se cierra con un mapa a color de la provincia de Navarra de principios del siglo XX con la división en los 5 partidos judiciales en los que, tras la supresión de los de Los Arcos y Santesteban y el cambio de capitalidad de Olite por Tafalla, finalmente quedó dividida la provincia”.
Foto: Ejemplar de la constitución de 1812 que se puede ver en la exposición del Archivo de Navarra
Entre los documentos que pueden contemplarse se encuentra un ejemplar de la Constitución de 1812
El Archivo de Navarra dedica su microexposición de enero a la división provincial de 1822

El Archivo Real y General de Navarra dedica la microexposición del mes de enero a mostrar al público algunos de los documentos que conserva sobre la aplicación de dicha medida en Navarra y se hace coincidir con el segundo centenario de la primera división constitucional de España en provincias, aprobada por decreto un 27 de enero de 1822.

En concreto, se muestra un ejemplar de la Constitución de 1812, los acuerdos de Diputación sobre la división interna del territorio y los pueblos agregados a provincias limítrofes, junto con un mapa de Navarra con la configuración definitiva de la provincia.

La muestra, que lleva por título “Bicentenario de la División Provincial de 1822” es de pequeño formato, de acceso libre y gratuito y permanecerá abierta al público en la galería baja del Archivo de Navarra todos los días del mes de enero de 10:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas.

División provincial

“El sistema territorial español del Antiguo Régimen había sido ya cuestionado durante el siglo XVIII por su poca funcionalidad”, explican los responsables de la exposición. “La convivencia de provincias muy extensas junto con otras muy pequeñas, así como la existencia de multitud de territorios de una provincia enclavados en otras a modo de islas eran considerados enormes obstáculos en la eficiencia administrativa”, indican.

Por ello, no es extraño que la Constitución de 1812 aprobada por las Cortes de Cádiz se hiciera eco de este problema al establecer en su artículo 11, después de haber listado todos los territorios integrantes de España, que “se hará una división más conveniente del territorio español por una ley constitucional, luego que las circunstancias políticas de la nación lo permitan”, añaden, “tal y como se puede comprobar en el ejemplar de la Constitución que abre la micromuestra”.

Los responsables del Archivo de Navarra efectúan un breve repaso sobre la situación histórica que se vivía en ese momento. Los trabajos para aprobar esa nueva división dieron comienzo ya en la legislatura gaditana, pero fueron interrumpidos por la reinstauración del absolutismo tras la vuelta de Fernando VII.

Reimplantado en 1820 el estado constitucional, la labor fue retomada y el 27 de enero de 1822 se aprobaba mediante decreto de las Cortes la división de España en 52 provincias. Esta reorganización territorial, a pesar de su carácter provisional y de su efímera aplicación, sentó las bases en algunos puntos de la que a la postre sería la definitiva división provincial española aprobada en 1833 y que llega hasta nuestros días.

Provincia de Pamplona

En el caso de Navarra, la aplicación del decreto llevó a la configuración de la nueva provincia de Pamplona cuyo territorio, dividido previamente por las Cortes en 7 partidos (Aoiz, Estella, Los Arcos, Olite, Pamplona, Santesteban y Tudela), coincidía en su mayor parte con el que había tenido Navarra durante el Antiguo Régimen, pero no totalmente.

De este modo, señalan, “del antiguo territorio navarro fueron segregadas las localidades de Cabredo, Genevilla, Lapoblación, Marañón y Zúñiga (agregadas a la provincia de Vitoria); Aras, Bargota, Castejón, Cintruénigo, Corella, Fitero y Viana (que pasaron a formar parte de la provincia de Logroño); y Ablitas, Barillas, Buñuel, Cortes, Fontellas, Ribaforada y Tulebras que, al igual que las actualmente despobladas Pedriz y Urzante, así como Petilla de Aragón, fueron incorporadas a la provincia de Zaragoza”.

El decreto estableció que, con excepción de las provincias de los archipiélagos balear y canario, todas las demás tomaran la denominación de su capital, razón por la cual en el caso de Navarra la provincia nació con el nombre de “Pamplona”.

La reimplantación del absolutismo en 1823 hizo que la nueva división apenas tuviera vigencia, ya que cuando en 1833 se produjo la vuelta al estado constitucional se aprobó una nueva y definitiva división de España en 49 provincias (desapareciendo respecto a 1822 las de Calatayud, Játiva y Villafranca –del Bierzo–) que, en el caso de Navarra, además de recuperar esta denominación para la provincia, mantuvo los límites tradicionales del territorio.

Pese a ello, en 1836-1837 y también en 1841 se llevaron a cabo dos breves intentos de recuperar los límites de 1822 entre las provincias de Logroño y Navarra, pero en ambos casos serían revocados, el de 1841 tras la protesta de la diputación navarra. Precisamente, concluyen, “la exposición se cierra con un mapa a color de la provincia de Navarra de principios del siglo XX con la división en los 5 partidos judiciales en los que, tras la supresión de los de Los Arcos y Santesteban y el cambio de capitalidad de Olite por Tafalla, finalmente quedó dividida la provincia”.