Behatokia denuncia que "a menudo la ciudadanía tiene que renunciar al uso del euskara para recibir el servicio sin obstáculos"

Este martes el Observatorio de Derechos Lingüísticos (Hizkuntz Eskubideen Behatokia) ha  presentado el informe Situación de los Derechos Lingüísticos 2023 en el Palacio del  Condestable de Pamplona, que analiza los acontecimientos y deficiencias que se han dado a lo largo del año pasado en Euskal Herria. En la presentación del informe han estado presentes  la directora de Behatokia, Agurne Gaubeka, y la técnica Garbiñe Petriati.  

En los últimos 10 años no ha habido ningún salto cualitativo en el reconocimiento de los derechos lingüísticos  

«En este momento en el que se piden avances a las instituciones a través de la KORRIKA que está atravesando el territorio del euskara, las y los ciudadanos denuncian que cada año  siguen luchando contra el mismo muro, los mismos obstáculos. Seguimos con las mismas  vulneraciones y limitaciones que se repiten en los últimos 10 años y, en lugar de darles solución, los derechos lingüísticos de los vascoparlantes se siguen situando los mismos  parámetros: el carácter secundario del euskara y la desigualdad de los derechos lingüísticos  y de las lenguas minorizadas», ha valorado la directora de Behatokia, Agurne Gaubeka. De  hecho, algunos de los casos recogidos en 2023 demuestran cómo se condiciona el uso del  euskara en los servicios y actividades básicas que recibe la ciudadanía.  

Más allá de considerar como simples quejas o protestas los análisis, denuncias y reflexiones  del informe presentado hoy, Behatokia considera que deben servir para construir una  sociedad más igualitaria y justa en los espacios y servicios tanto públicos como privados.  

Es sabido que el estatus y el reconocimiento del euskara en Zuberoa, Baja Navarra, Lapurdi,  sur de Navarra y Treviño y Villaverde-Turtzioz dificultan la adopción de decisiones o medidas  correctoras en la política lingüística, por lo que se abandona a la mera voluntad de particulares  y empresas desarrollar en euskara la prestación de servicios, aprender el idioma, o trabajar y  consumir en euskara.

Sin embargo, en el resto de ámbitos en los que el euskara tiene cierto estatus, las incidencias  recibidas en 2023 demuestran una falta de medidas efectivas en relación con la garantía de  los derechos lingüísticos. Aunque el euskara tiene un estatus oficial en algunos territorios y la  ciudadanía debería tener garantizado el derecho a utilizar el euskara, los que no conocen el  euskara marcan el alcance de esa garantía.  

Una muestra de las vulneraciones de derechos  

Garbiñe Petriati, técnica de Behatokia, ha ofrecido los datos recogidos por la entidad. En 2023  se recibieron un total de 987 incidencias a través de las llamadas y servicios telemáticos del  Teléfono del Euskara que ofrece el observatorio. Del total de incidencias, 909 son quejas, 49  felicitaciones y 29 consultas, sugerencias u otros.  

A pesar de un ligero descenso de quejas recibidas el año anterior, Petriati ha puesto el énfasis  en la brecha entre los datos y la realidad: «Hay que tener en cuenta que esta cifra no es más  que una muestra de la realidad. De hecho, sabemos que muchos ciudadanos han tenido el  reparo de solicitar sus servicios en euskara por miedo a retrasos u otros daños colaterales,  sin identificarlos como una vulneración de derechos». En palabras de la técnica del  observatorio, esto es un indicador de las carencias de todo el sistema: «Aunque el ciudadano o ciudadana tenga conciencia de sus derechos lingüísticos, si quiere recibir el servicio sin  obstáculos, a menudo le hace renunciar a utilizar el euskara».  

A continuación, se resumen las vulneraciones de derechos y retrocesos más significativos  recogidos en los apartados temáticos del informe Situación de los Derechos Lingüísticos 2023. El informe completo (en euskara) se puede consultar en la web www.behatokia.eus. 

Situación de derechos lingüísticos por ámbitos  

En cuanto a la sanidad, en la atención primaria o en los centros administrativos los servicios  en euskara no se garantizan correctamente y todavía hay limitaciones o condiciones para  trabajar en euskara. En la Comunidad Autónoma Vasca, aunque en los servicios de  Osakidetza se de la opción de elegir la lengua, no ofrece garantías en algunos centros de  salud o especialidades y se condiciona la decisión del o de la paciente. En Osasunbidea, en  toda Navarra sólo se puede solicitar relacionarse en euskara por escrito, pero no se adoptan  las medidas necesarias para garantizar la atención sanitaria en euskara. En general, la  situación en los servicios de los médicos de especialidad es aún peor.  

En educación, la oferta en euskara es menor y muchos materiales aún no están disponibles en euskara. Se perpetúan los mismos obstáculos que en los últimos años para difundir el  modelo de enseñanza en euskara en Iparralde y en la Comunidad Foral de Navarra,  vulnerando el derecho a aprender euskara a miles de niños, niñas y jóvenes.  

Si se mira a las administraciones públicas, a pesar de que en las administraciones  generales y en los ayuntamientos se demande recibir el servicio en euskara, en ocasiones se  exige a la persona que cambie de idioma (al castellano o al fracés), o se condiciona la elección  de la lengua provocando retrasos y esperas significativas, entre otros perjuicios. Cuesta que  la propia administración realice una oferta activa en euskara, y en los servicios subcontratados  no se establecen y garantizan adecuadamente los criterios lingüísticos.  

En cuanto al ocio, la cultura y el deporte, la oferta en euskara es mucho menor. Es  preocupante que, a partir de una edad, se anima a consumir o a realizar actividades de ocio  en castellano o francés a los y las jóvenes que hablan euskara. Por otra parte, hay falta de recursos e inversiones y no se trabaja en la obligación de los cines y de las grandes  plataformas de streaming para hacer oferta en euskara.  

En cuanto a las policías, la falta de garantía inmediata del servicio y atención en euskara sigue causando daños colaterales a la ciudadanía. Además, aunque la vulneración de los  derechos lingüísticos puede poner en riesgo la integridad, la seguridad o la protección de los  y las ciudadanas, este último año no se ha avanzado en este ámbito.  

En la Justicia las vulneraciones de los derechos lingüísticos son sistemáticas. La falta de  protección y de mecanismos, las incertidumbres y la prolongación de los plazos por el uso del euskara condicionan o limitan significativamente la decisión de la ciudadanía.  

En cuanto a los servicios privados, se deja en manos de la voluntad que las empresas y  establecimientos puedan ofrecer sus servicios en euskara, lo que hace que la ciudadanía  tenga que consumir en castellano o francés. En el ámbito laboral tampoco se garantiza el  derecho a trabajar en euskara. Faltan herramientas, capacitación y costumbre para trabajar  en euskara.  

En cuanto al paisaje lingüístico del ámbito público y privado (señales de calle, carteles  informativos, publicidad...), en muchos lugares se sigue priorizando el castellano y el francés,  y en ocasiones no hay presencia del euskara o la presencia es menor o secundaria.  

Por otro lado, se están estabilizando las medidas para superar las vulneraciones que debían  ser transitorias, y en lugar de avanzar con ambición y determinación, se sigue perpetuando y  limitando la elección lingüística de las personas que quieren vivir en euskara. En ocasiones, las leyes, decretos, planes de euskara, ordenanzas y otras normas no establecen medidas  correctoras.  

Actitudes y decisiones contrarias a las medidas para garantizar los derechos  lingüísticos  

Por último, Behatokia ha destacado la persistencia en 2023 de las decisiones y actitudes  contrarias a las medidas para garantizar los derechos lingüísticos. Más allá de las sentencias  derivadas de los tribunales –las contrarias a la Ley Municipal y a su decreto de desarrollo, la  anulación de perfiles lingüísticos, etc.–, las medidas no adoptadas en política lingüística y los  retrocesos aprobados –la Ley del Consumidor de la CAV, los recortes en varias ordenanzas  municipales de Navarra...– dejan sin protección legal suficiente los derechos de las y los  ciudadanos y la elección de vivir en euskara.  

Y es que, aunque poder vivir en euskara debería ser uno de los pilares de una sociedad más  igualitaria y justa, lo que es un derecho se traslada a parámetros del mercado de oferta y  demanda. Por lo tanto, en 2023, en lugar de aplicar los principios de equidad a una lengua en  situación de vulnerabilidad, se han seguido haciendo planteamientos para perpetuar la  minorización. 

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