La exposición retrospectiva de Luis Martorell en Civivox Condestable aborda la evolución de las artes gráficas y la ilustración

Medio siglo. Cincuenta años en los que el mundo de la ilustración y del dibujo ha evolucionado de la mano de las nuevas tecnologías; en los que el lápiz y el bolígrafo han dado paso a sofisticados programas informáticos y a la Inteligencia Artificial. Cincuenta años en los que el dibujante navarro Luis Martorell (Bera, 1952) ha explorado las inmensas posibilidades de la ilustración, ligada en muchos casos a movimientos sociales y reivindicativos. Ahora, Civivox Condestable acoge una exposición retrospectiva de su obra, que bajo el título ‘Cómic, dibujo, ilustración. 2022 – 1972’ recoge visualmente esa evolución y superación técnica a través de varias decenas de obras de todas sus etapas artísticas.

El director del área de Cultura e Igualdad del Ayuntamiento de Pamplona, Jorge Urdánoz, ha presentado, junto al propio artista, esta exposición, que podrá visitarse hasta el 19 de marzo en las salas 1 y 2 del Palacio de Condestable. La muestra incluye carteles, ilustraciones y viñetas de cómic, como ‘Tangeline’, en el que Martorell puso imagen y color al guion de su amigo y escritor Jesús Ferrero. Formado en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona, el ilustrador navarro ha plasmado en sus bocetos y dibujos escenas, paisajes y personas que creaba su mente, pero también ha dado forma a mensajes feministas y sociales, vinculados a asociaciones vecinales, al movimiento obrero e iniciativas culturales. Lo ha hecho, eso sí, explorando las distintas herramientas artísticas disponibles en cada momento, abriendo su creatividad a las innovaciones técnicas y a la tecnología.

Es por ello que la exposición está articulada en tres espacios, cada uno de ellos referida a una etapa distintas en su evolución como artista, empezando desde lo más actual y llegando hasta sus inicios como artista, allá por 1972. De esos primeros años es su cómic ‘Simplemente mujer’, realizado para la asociación de vecinos del Barrio del Carmelo en Barcelona y del que la muestra recoge varias viñetas. También en esa época, que se extiende hasta 1985, se gestaron los carteles que diseñó para Muthiko Alaiak sobre temas de actualidad, como uno de ellos dedicado a la liberación de la mujer, realizado en 1975 y prohibido por la dictadura franquista.

En la segunda etapa, que va desde mediados de la década de los 80 del siglo pasado y hasta el cambio de milenio, Martorell, ya con un nombre y un peso en el mundo de la ilustración, diversifica su obra entre campañas institucionales como las desarrolladas para el Ayuntamiento de Pamplona, la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona y el Parlamento de Navarra, entre otros, y la obra creativa en torno al cómic y la pintura. De hecho, este artista jugó un papel fundamental en el desarrollo del cómic en la Comunidad foral. En ese marco hay que situar su implicación en los proyectos Hamelín, TMO y la revista literaria Pamiela, donde publica en 1984 la recopilación de cómics ‘El otro lado dela ventana’, título de una de sus historietas más complejas e innovadoras, en la que una joven entra, a través de una ventana, en un mundo onírico de paisajes, arquitecturas y figuras humanas inimaginables.  Es entonces cuando Martorell alcanza un gran desarrollo en todos los terrenos de la ilustración y la infografía, incluyendo trabajos de gran proyección pública, sin abandonar el compromiso social.

La informática y la IA

El nuevo milenio y la explosión de las nuevas tecnologías dieron pie a Martorell a experimentar en el dibujo y hacerlo de la mano de nuevos programas informáticos y nuevos desarrollos técnicos. La muestra sitúa en una tercera etapa creativa sus obras de estos años, en los que ha buscado siempre la superación técnica. Primero hizo suyo el diseño en 3D, que le permitió lograr nuevas texturas, colores y tonalidades a partir de bocetos a mano o directamente preparados con ordenador. La creación en tres dimensiones le sirvió para investigar sobre volúmenes, sobre la distribución del color y la funcionalidad de las líneas utilizando fórmulas de cálculo o planteamientos de lógica.

En los últimos años, la generalización de la Inteligencia Artificial y sus múltiples usos también en el arte han sido utilizados por Martorell para dar nueva vida a bocetos minimalistas hechos a vuelapluma que, ahora, ganan en volumen, color y realidad. 

Son, en esencia, cincuentas años de creación artística adaptada a los tiempos y a los avances tecnológicos, en los que, al margen de las posibilidades técnicas, Luis Martorell no ha dejado de ser él mismo, con una creciente obra fácilmente identificable, con poso social y creativo, con trasfondo experimental e investigador, pero siempre usando el dibujo y la ilustración para comunicar, para trasladar ideas y pensamientos, para llegar al espectador.

 


 

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN