Navarra Sur

El ‘hombre de Loizu’, con más de 11.700 años, se convierte en el cuerpo humano completo más antiguo hallado en Navarra

El hallazgo, realizado por espeleólogos, es el descubrimiento prehistórico más relevante de los últimos años en la Comunidad foral ERRO, 12 (EUROPA PRESS) El ‘hombre de Loizu’ es el nombre con el que se han […]

El hallazgo, realizado por espeleólogos, es el descubrimiento prehistórico más relevante de los últimos años en la Comunidad foral

ERRO, 12 (EUROPA PRESS)

El ‘hombre de Loizu’ es el nombre con el que se han bautizado los restos humanos completos más antiguos hallados en Navarra, que datan del año 9.700 a.C. La presidenta María Chivite, acompañada de la consejera de Cultura y Deporte, Rebeca Esnaola, ha visitado este viernes la cueva Errotalde I, en el término municipal de Erro, donde se ha producido el hallazgo, uno de los más relevantes para la prehistoria de Navarra de los últimos años.

Se trata de los restos de un individuo varón, de entre 17 y 21 años, depositados intencionadamente en el interior de esta cueva del concejo de Aintzioa-Loizu. El esqueleto se encuentra completo, en conexión anatómica y excepcionalmente bien conservado, tal y como han informado los expertos. El cuerpo había sido depositado boca arriba, estirado y con los brazos sobre el vientre. El cráneo presenta un agujero, al parecer debido al impacto de un proyectil.

La posición y los restos encontrados han permitido concluir que el cuerpo probablemente había estado envuelto en un sudario o paquete funerario, cubierto con sedimento rojizo, aparentemente ocre. Los restos se han conservado inalterados hasta el día de hoy.

En la entrada de la cueva, Chivite ha reconocido que este hallazgo presenta «una oportunidad excepcional para estudiar cómo vivían y morían nuestros antepasados, el ser humano que vivió al filo de la última glaciación, en uno de los momentos de cambio climático más acusados de la historia».

Tras las explicaciones del arqueólogo de la Sección de Registro, Bienes Muebles y Arqueología del Gobierno de Navarra, Jesús García Gazólaz, y del catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria, Pablo Arias Cabal, la presidenta ha querido agradecer el trabajo conjunto de espeleólogos, arqueólogos, antropólogos y de más especialistas que han colaborado para sacar a la luz este hallazgo tan relevante.

MÁS DE 11.000 AÑOS DE ANTIGÜEDAD

Un primer análisis radiocarbonométrico ha permitido datar el esqueleto en el 9.700 a.C., en un momento de transición entre el Pleistoceno (que va desde hace 2 millones de años hasta hace unos 10.000 años a.C.) y el Holoceno (que comenzó hace unos 10.000 años a.C. y llega a la actualidad). Se trata, por tanto de las últimas sociedades de cazadores y recolectores del pirineo navarro. Esta circunstancia convierte el hallazgo en verdaderamente excepcional no solo en Navarra sino a escala peninsular, ya que el registro antropológico de este periodo es muy escaso en toda Europa occidental, ha informado el Ejecutivo.

Además, constituye el caso más temprano de un fenómeno arqueológico aun insuficientemente estudiado: la presencia de cuerpos humanos completos en el interior de sistemas kársticos, en ocasiones en lugares remotos y de difícil acceso. En la península ibérica, los casos más antiguos se datan en el Mesolítico (que comprende entre el año 10.000 a.C. hasta el 6.000 a.C.), por lo que son posteriores al de Errotalde I.

El ‘hombre de Loizu’ ha sido hallado a casi 200 metros de la entrada de la cueva, a unos 45 minutos de distancia, en un meandro fluvial fósil dentro del sistema laberíntico de la cueva de Errotalde I, tras un recorrido angosto y estrecho. El descubrimiento ocurrió el 20 de noviembre del año 2017. Corrió a cargo del grupo de espeleólogos Sakon, mientras realizaba actividades espeleológicas en la cueva de Errotalde I.

La cueva, en la que surge el manantial de Loizu, era conocida desde antiguo en la zona, pero no había sido explorada a fondo hasta esos momentos. Los trabajos que el grupo Sakon iba a desarrollar en la cueva requerían de una intensa labor de exploración, pues además de labores de topografía, contemplaban la comprensión del sistema hídrico, la geomorfología de la cavidad, así como análisis bioespeleológicos.

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN