Opinión

"Invitación a la ¿Convivencia?"

"Invitación a la ¿Convivencia?"

A continuación publicamos un artículo de opinión sobre las escuelas infantiles de Pamplona enviado por Íñigo Otxoa, padre y euskaltzale

 “Convivencia” es el contraargumento que encontramos en el debate político de las escuelas infantiles en euskera en Iruña. Muchas familias exigimos un modelo de inmersión en euskera, y “convivencia” es lo que responde una amplia mayoría política. Por lo tanto, somos contrarios a la convivencia y la convivencia se debe construir por encima del euskera. Con la inmersión en castellano no hay problema de convivencia, al parecer.

El Ayuntamiento (con la omisión del Gobierno) redujo las plazas en euskera y las arrinconó en los barrios del norte el año pasado. Para el próximo curso, dado que la situación es injusta en opinión de todas las fuerzas políticas, desde el Ayuntamiento se hará algo para paliar la situación. Parece ser que se ofertarán unas pocas plazas en euskera al sur de Iruña, en el desierto del euskera. ¿Pero cómo? Al parecer, descartando el modelo de inmersión en euskera y fomentando modelos mixtos. El modelo mixto es, en teoría, un modelo que separa la rama en euskera y la rama en castellano. En la práctica, predomina el castellano en los espacios comunes, en las relaciones entre educadores/as, en el funcionamiento administrativo… En general.

En las escuelas infantiles se trabaja en parejas pedagógicas. Los educadores/as de la rama en euskera y la rama en castellano deben entenderse y coordinarse en el tiempo y el espacio. También arquitectónicamente, la distribución espacial de la inmensa mayoría de los edificios está concebida para funcionar así, es decir, para trabajar en común. Además, con una nueva OPE diseñada por los contrarios a la inmersión en euskera, serán pocos los/as educadores/as con perfil en euskera. Los propios promotores de la OPE justifican, cínicamente, que no es posible promover la oferta y el modelo de inmersión del euskera, ya que no hay suficientes educadores en euskera.

La atmósfera, en una gran mayor medida es en castellano con normalidad, y en una muy distante menor medida en euskera y sin normalidad. Es casi imposible que el/la niñ@ que trae el euskera de casa resista. Antes de sentirse bich@ rar@, cualquier niñ@ quiere ser normal y parte del grupo. Al mismo tiempo, para quien trae el castellano de casa, es difícil que se de ese momento mágico en el que soltarse en euskera.

Quienes ponen trabas al modelo de inmersión en euskera, a menudo defienden valores progresistas y valores de izquierda. Su argumentario político se centra en la igualdad de oportunidades. Está claro que el modelo mixto no es la igualdad de oportunidades o la equidad, ya que al euskera no se le dan opciones, y en su lugar, nos hacen sentir extrañ@s en nuestra propia tierra. Este tipo de situaciones han dado lugar a algún tipo de trauma, y me temo que sigue sucediendo. Y es que hay casos de diglosia clara, en los que los/as niñ@s han preferido quedarse mud@s durante un tiempo, antes que mantener el euskera.

Por supuesto, hay que pedir que se respeten nuestros derechos, pero sobre todo, hay que empoderarse. Con esta política lingüística, una transmisión del euskera sólida es fundamental, en casa, en espacios extraescolares, en diferentes referencias e imaginarios,... El sector que sólo pretende aprender en euskera va consolidándose respecto a los que quieren aprender euskera y vivir en euskera. En el sector mencionado ya está bastante extendido que no sea necesaria la escuela infantil en euskera (ya aprenderán después), la necesidad de un modelo de inmersión o la imposibilidad de cambiar la realidad sociolingüística de Iruña. No parecen ser conscientes de la importancia que tiene el tramo 0-3 años para la interiorización de la lengua, de que la herramienta pedagógica para ello es el modelo de inmersión y de que ya estamos creando circuitos de euskera para fomentar su uso.

Trabajemos la convivencia desde perspectivas muchas veces olvidadas como la raza, el género o las diferencias sociales. Pero si se habla del euskera para trabajar la convivencia, que sea para salir de la subalternidad.

Íñigo Otxoa Fernandez"