Opinión

Blindemos los derechos de todas las personas

Blindemos los derechos de todas las personas

La Red Navarra de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, envían el siguiente artículo de opinión:

Blindemos los derechos de TODAS LAS PERSONAS.

Cuando hablamos de derechos sociales, de exclusión o de pobreza, a menudo nos encontramos con datos estadísticos que pretenden arrojar luz sobre problemáticas estructurales, como si el algebra, por si solo, pudiese resolver el problema. Y es que uno de los triunfos de este sistema ha sido precisamente ese: reducirnos a cifras, números sin rostro, sin historia.

Número que permite ordenar y clasificar según la característica que mas convenga, como por ejemplo: el origen de las personas, factor que encaja de manera perfecta en la formula xenófoba de repartir primero entre “las de casa” y si sobra y de manera “ordenada” entre “las de fuera”. Esta fórmula parece que tranquiliza, sobre todo si no eres la persona “de fuera”. Es una fórmula que borra cualquier grado de responsabilidad social o política con lo que sucede fuera de nuestras fronteras. Es lo que se denomina la “renacionalización del sujeto de derecho” y es la piedra angular de los discursos de la Extrema Derecha. Por eso no dejamos de indignarnos en los momentos en los que, de cuando en cuando, argumentos aporófobos como el “efecto llamada” salen a pasear.

Y nos ponemos a elaborar el contraargumento con mas cifras que demuestren que no es cierto: que no llegan tantas personas “de fuera”, que nuestro saldo migratorio es negativo, que todo lo que las personas cobramos a través de prestaciones vuelve a la economía Navarra y un largo etcétera de argumentos que mas parecen una disculpa: “Perdón por no llegar a fin de mes, perdón por perder la casa, perdón por ser pobre,…”

Así que vemos necesario recordarnos, una vez más, que si lo que deseamos es vivir en una sociedad más justa e igualitaria, lo que debemos blindar no son las fronteras, ni los presupuestos, sino los derechos. Derechos que no son recortables ni prescindibles, que nunca pueden estar condicionados por nuestro origen, ni por ninguna otra característica inherente, derechos que o son reconocidos para todas las personas o, dejan de serlo, y se transforman en privilegios.

Mientras sigamos permitiendo que algunos colectivos sigan siendo utilizados como en un laboratorio, para experimentar con los límites normativos y la exclusión, seguiremos sosteniendo un sistema de privilegios, basado en la injusticia y en la discriminación.