El Colectivo Alaiz cierra tras 60 años de andadura

En la imagen, representantes de la Asociación Colectivo Alaiz, durante la entrega del premio Berdinna 2019
En la imagen, la consejera Ollo y la entonces presidenta Uxue Barkos, con representantes de la Asociación Colectivo Alaiz, durante la entrega del premio Berdinna 2019
"Esta decisión no tiene nada que ver con nuestra tarea, que creemos que sigue siendo  importante, ni con nuestras ganas. Nos obliga a tomarla una razón económica tan sencilla como  que los ingresos son cada vez más bajos y los gastos cada vez mayores", explica Ana Berrade, presidenta de Colectivo Alaiz
El Colectivo Alaiz cierra tras 60 años de andadura

El Colectivo Alaiz es una asociación sin ánimo de lucro fundada en 1962 que ha trabajado en el  ámbito de la Educación Popular, una educación para el cambio social, y de la animación  sociocultural. Hemos promovido procesos socioeducativos dirigidos a mujeres y grupos sociales  con especiales necesidades educativas y de integración con un objetivo claro, la igualdad de  oportunidades.  

Durante estos años, hemos llegado a más de 40.000 personas. Lo han hecho posible educadoras  y educadores, animadoras, profesionales entusiastas con fuerte implicación en el cambio social  y cercanía a los grupos en situación de desigualdad, juntas, técnicas, usuarias y usuarios. Son  miles las personas en cuya biografía el Colectivo tiene un papel importante. En común, hemos  contribuido a crear una corriente de fondo, un impulso continuado, una base, un trabajo de  décadas que creemos que ha contribuido a generar una sociedad más inquieta, más crítica, más  culta y más justa, más feminista. En 2019, recibíamos el Premio Berdinna, que reconoce la  actuación de personas y entidades distinguidas por su labor en el campo de la igualdad entre  mujeres y hombres en Navarra.  

Ahora, tras 60 años de andadura, cerramos. Lo veíamos venir hace tiempo y hemos hecho todos  los esfuerzos que estaban en nuestra mano para evitarlo, pero no ha sido posible.  Esta decisión no tiene nada que ver con nuestra tarea, que creemos que sigue siendo  importante, ni con nuestras ganas. Nos obliga a tomarla una razón económica tan sencilla como  que los ingresos son cada vez más bajos y los gastos cada vez mayores.  

No somos un caso aislado, vivimos una nueva realidad en la que el Tercer Sector, y sobre todo  las pequeñas asociaciones, tenemos cada vez más dificultades para que se valore nuestro papel  en la sociedad y se reconozca nuestra contribución.  

Las asociaciones nacen para poner de relieve aspectos que la sociedad y los poderes públicos no  atienden. Llegamos a realidades y población a los que la administración no accede o atiende  parcialmente –y en ese sentido, somos complementarias–, nos adelantamos a cubrir  necesidades emergentes, nos especializamos en cada ámbito en que intervenimos –así lo exigen  las bases de subvenciones y contratos–, ofrecemos una atención cercana, flexible y dinámica.  

Este ha sido nuestro funcionamiento y compromiso desde el nacimiento del Colectivo en 1962,  en plena Dictadura: que las mujeres pudieran hacer oír su voz –Promoción de la Mujer se decía  entonces–, crear espacios de reunión, conocimiento y aprendizaje y poner las bases de un estilo  que nos ha hecho reconocibles y reconocidas.  

A lo largo de estos 60 años nos hemos mantenido firmes en nuestro compromiso con el  empoderamiento de las mujeres, a la vez que hemos ampliado nuestro trabajo a otros sectores  de población.  

Hemos sido pioneras. Si hacemos un pequeño repaso, cuestiones como la obtención del  graduado escolar; el trabajo por el empoderamiento de las mujeres; la formación en animación sociocultural; la educación familiar y sexual; la capacitación de minorías étnicas; la  profundización en las feminidades y masculinidades; la educación en igualdad en las escuelas;  la labor con las asociaciones de mujeres; la atención socioeducativa grupal a mujeres víctimas  de violencia y a mujeres en procesos de salud mental; la intervención con mujeres en situación  de prostitución; los programas de ciudadanía activa o la participación en programas de formación prelaboral y empleo han llevado nuestro sello y siguen haciéndolo.  

Las asociaciones son seres vivos y cumplen su ciclo vital. En este momento, el nuestro termina.  Por una parte, la evolución social ha hecho que las mujeres cuenten con más sitios, con más  conquistas, con más posibilidades de expresión, formación y denuncia y que muchos programas  públicos aborden las cuestiones que empezamos a transitar nosotras. Y por otra, el mundo del  trabajo social ha cambiado y las pequeñas asociaciones como la nuestra se ven obligadas a  competir con empresas, y en muchos casos grandes empresas, que cuentan con recursos  económicos y logísticos de los que no disponemos. En los últimos años, asistimos a una creciente  desafección de la Administración, que no cuida estas redes que somos las entidades sociales ni  apuesta por los servicios de proximidad que ponemos a disposición de la ciudadanía.  

Pero junto a la tristeza, porque es doloroso cerrar esta larga etapa y porque somos conscientes  de que muchos de los programas que lleva a cabo el Colectivo Alaiz cubren espacios que van a  quedar desatendidos y que las más afectadas serán las mujeres más vulnerables, hay alegría por  la misión que hemos desarrollado hasta ahora.  

Y a esa alegría contribuye la confianza que han depositado en el Colectivo Alaiz durante este  tiempo tanto las personas que han participado en nuestros Proyectos como tantas y tantos  profesionales de ámbitos públicos y privados con quienes hemos compartido objetivos y aunado  puntos de vista para realizar un trabajo que sigue siendo necesario.  

Un abrazo y hasta siempre  

Ana Berrade Adot  

Presidenta de la Asociación Colectivo Alaiz, en representación de su Junta Directiva