Denuncian un "incidente racista" en un comercio de Pamplona

Foto: Un momento de la concentración en Pamplona
Foto: Un momento de la concentración en Pamplona
Los hechos ocurrieron el pasado 3 de enero cuando dos mujeres gitanas fueron cacheadas en un comercio de perfumes en el Ensanche
Denuncian un "incidente racista" en un comercio de Pamplona

La Federación de Asociaciones Gitanas de Navarra Gaz Kalo, la Asociación Gitana de Navarra “La Majarí”, la Fundación Secretariado Gitano y SOS Racismo Navarra han denunciado en una concentración un "incidente racista de antigitanismo", que viviieron una madre y su hija en la tienda Druni el pasado 3 de enero.

"Queremos hacer público su relato, con el que tantas personas se sentirán identificadas, porque sabemos que el racismo que vive cotidianamente el pueblo gitano es estructural y se sigue manifestando cada día en los espacios sociales e institucionales", han indicado y recuerdan que "en este episodio de acoso y abuso de los que fueron sujeto, no solo intervinieron algunas dependientas de este comercio, sino cinco agentes de la Policía Municipal de Pamplona", han dicho. 

Recuerdan que no es el primer incidente similar ya que ocurrió otro en agosto del año pasado y aseguran que en su opinión "la identificación realizada por los agentes de Policía Municipal es un acto ilegal, por estar basada en criterios discriminatorios (su perfil étnico), ya que se realizó cuando ya habían salido del establecimiento, sin que se hubiese iniciado ninguna comprobación previa en la salida de caja, ni hubiese sonado la alarma del arco de seguridad".

Además apuntan que " el cacheo nunca debió realizarse" y consideran que "debe bastar con el testimonio de las personas que denuncian un acto racista para ser considerado como tal, y en todo caso, corresponde al agente discriminador demostrar lo contrario".

Han reclamado  que "en las denuncias que se puedan presentar por las personas afectadas aparezca de manera íntegra lo manifestado por la denunciante, el relato de los hechos completo" y piden una "investigación sobre la actuación de los agentes de Policía Municipal que intervinieron". Por otro lado insisten en la "reparación de la actuación por parte de los agentes de Policía Municipal: petición de disculpas a las personas afectadas y adopción de medidas o protocolos orientados a detectar, prevenir y reparar situaciones de discriminación, desde el reconocimiento y cuidado de las personas afectadas"

Asimismo, han demandado información "sobre la existencia de protocolos de actuación ante presuntos delitos y/o conflictos en establecimientos de comercio y cuáles son los criterios de actuación" y conocer "qué planes de intervención o colaboración con otros Departamentos o Áreas del Ayuntamiento de Pamplona y el Gobierno de Navarra tienen establecidos, orientados a prevenir la discriminación en los diferentes ámbitos en los que trabaja su Área".

Finalmente abundan en lo que consideran "el cese de las identificaciones policiales basadas en criterios racistas".

A continuación, recogemos el relato de lo sucedido, siempre según las dos mujeres: 

“El día 3 de enero sobre las 19:30 horas de la tarde fuimos a hacer las últimas compras navideñas mi hija de 19 años y yo. Entramos a la perfumería Druni de la avenida Roncesvalles para comprar un perfume.
Estuvimos mirando y dudando entre dos colonias y preguntamos a la dependienta por una de ellas. Al final nos decantamos por una y dejamos la otra en su sitio. Seguimos mirando cosas y nos preguntaron dónde habíamos dejado la otra colonia. Les dijimos dónde y seguimos a lo nuestro. Aunque escuchamos que decían “mirad las cámaras de seguridad en la sección de hombres”, no pensamos que fuera por nosotras. Nos formamos en la cola para pagar y vimos en la tienda a cuatro policías municipales; nunca imaginamos que se debía a nosotras. Cuando nos tocó el turno de pagar, la chica de la caja habló con alguien por un walkie talkie diciendo qué colonia estábamos pagando. Nos cobró y nosotras salimos con normalidad de la tienda. Pero inmediatamente nos encontramos con la sorpresa de que esos cuatro policías nos estaban esperando afuera. Nos quedamos en shock, no esperábamos eso. Nos pidieron que sacáramos lo que llevábamos y aunque nosotras les respondimos que no llevábamos nada sin pagar, seguían insistiendo.
Les dije que eso era racismo; estábamos muy nerviosas por la situación, además de que uno de los policías se portaba agresivo. Todo esto ocurría en plena calle, con mucha gente pasando y las personas de la tienda observando también todo. Nos dijeron que tenían que registrarnos y que vendría una mujer policía. Nosotras les decíamos que eso que hacían era una injusticia. En el lapso en el que llegaba la mujer policía, los otros policías me pidieron que sacara todas las compras que había hecho en otras tiendas y los tickets de esas compras y empezaron a revisar prenda por prenda cotejándolos con los tickets. 
Cuando llegó la mujer policía, se llevaron a mi hija a un coche (con las puertas abiertas), es decir, estábamos en la calle a la vista de todo el mundo, acusadas de un robo que no cometimos. Se me partía el alma de ver cómo se llevaban a mi hija y no poder hacer nada ante ese abuso.
Al ver la policía que nosotras estábamos nerviosas y diciéndoles que eso era racismo, el policía prendió un botón que llevaba en el pecho y dijo que eso estaba siendo grabado. Entonces yo también comencé a grabar, ya que quería tener una prueba del racismo que estábamos viviendo y queríamos hacerlo visible por medio de una asociación gitana. Me repetían continuamente que yo no podía difundir esas grabaciones, ya que era un delito. 
Entré a la tienda a devolver la loción que habíamos comprado y pedí la hoja de reclamación. En todo ese tiempo me seguía un policía. Intenté llenar la hoja de reclamación, pero por los nervios no podía. Se los comenté a las dependientas, que no dejaban de reírse y que en ningún momento me pidieron disculpas. En un principio no querían darme la hoja pero al final me la pude llevar.Nos sentimos indignadas, atacadas, avergonzadas. Hacía muchos años que no sentía así el racismo, tan en la piel. Por desgracia estamos acostumbradas a que nos sigan por las tiendas, pero el que nada hace nada teme y bueno… te costumbras. ¡Pero esto no! Este abuso y humillación pública por nuestro aspecto, por ser del pueblo gitano, que en los tiempos que estamos nos traten así. ¡No hay derecho!
Esperamos que todas las personas que les pase algo así, denuncien, porque esto no es un caso aislado y necesitamos que se sepa.

No por ser gitanas robamos, que se enteren de una vez.”