Razones fundamentales para utilizar acero inoxidable en la cocina

Razones fundamentales para utilizar acero inoxidable en la cocina

La cocina es uno de los lugares del hogar que más tránsito tienen a lo largo del día, en ellas es donde se pasa gran parte del tiempo pues se cocina y en muchos casos incluso se come en la propia cocina, sirviendo la misma como lugar de reunión de la familia en el día a día.

Dado que estamos ante una estancia que suele tener un desgaste importante, es muy interesante equipar con los mejores materiales y electrodomésticos, sólo de esta forma se conseguirá que no se dañe antes de tiempo y perdure el máximo número de años posible. Para conseguir este fín, es un requisito fundamental elegir lo mejor del mercado, en la página de MejoresCocinas lo tienen muy claro, el acero inoxidable es la mejor opción para las cocinas.

Da igual que hablemos de bancadas o de electrodomésticos, lo cierto es que el acero inoxidable es el mejor material para nuestras cocinas, no es de extrañar que la gran mayoría de los que se encuentran en el mercado tengan acabados en acero inoxidable o bien están fabricados en su mayoría con este material.

Motivos principales para tener acero inoxidable en la cocina

Para entender mejor la razón por la cual tanto en cocinas profesionales como en los hogares particulares, elegir el acero inoxidable es lo más adecuado, mencionaremos las ventajas más destacables que tiene este material.

Durabilidad

El acero inoxidable es el material perfecto para construir una cocina y que dure eternamente, estamos ante un material que no se estropea en comparación con sus homólogos, pues no se astilla ni se dañará los bordes tras un uso exhaustivo.

En este sentido la inversión inicial que se haga para tener una cocina con acabados en acero, valdrá la pena pues será el único material que después de varios años no necesitará una renovación, lo más probable es que si lo cambias sea por decisión propia en vez de por su estado, el cual será perfecto.

Resistencia a altas temperaturas

En la cocina muchas veces se trabaja con altas temperaturas, ya sea por sacar una bandeja del horno y apoyarlo sobre la bancada o manejar sartenes y ollas calientes. En este caso, el acero resiste un amplio rango de temperaturas, por lo que una de sus cualidades principales es la resistencia que tiene a los cambios bruscos de temperaturas, evitando de esta forma que se deforme o incluso se llegue a quemar.

Higiene

Probablemente este sea el punto principal por el cual las cocinas profesionales de todo el mundo tienen acero inoxidable por todas sus superficies. La higiene en la cocina es necesaria, pues nadie quiere cocinar sobre superficies que puedan contener suciedad ni bacterias que enferman al comensal.

El acero en este caso, es idóneo ya que su superficie no es porosa ni tóxica, este rasgo ayuda a obtener un alto grado de desinfección, además hay que señalar el hecho de que no transmite ningún sabor a los alimentos que se manipulen sobre el acero. Por ello el acero inoxidable es el material más usado en microondas, como leemos en el catálogo de Electrodomesticos.Vip de microondas de acero inoxidable.

Luminosidad

Actualmente en el mercado hay una gran variedad de materiales para poner en nuestras cocinas, pero el acero tiene una peculiaridad, a pesar de tener un color que es más bien oscuro lo cierto es que refleja la luz a la perfección, aportando un plus de luminosidad a la cocina aunque esta no esté lo suficientemente iluminada.

¿Cómo mantener el acero inoxidable?

Mantener el acero inoxidable en perfecto estado es muy sencillo, para limpiarlo tan sólo hace falta un paño humedecido con agua tibia y un poco de jabón, tan sencillo como eso, no tendrás que comprar productos específicos para limpiarlo, eso sí, una vez termines de limpiar la superficie con agua y jabón recuerda pasar un paño seco que sea absorbente para secar la superficie y que quede impoluta a la par que brillante.

Pero si quieres darle un plus de brillo siempre se puede recurrir al limpiacristales, rebajado con agua, para dar una pasada final o bien usar el típico truco de restauración, en el cual una vez está limpia la superficie se moja un trapo con un poco de ginebra para darle ese brillo al acero que tanto nos gusta.