Magüi Mira vuelve a meterse en la piel de ‘Molly Bloom’ 40 años después

Qué es una mujer, se preguntaba seguramente James Joyce cuando escribió el último capítulo de su mítico ‘Ulises’, considerada una obra maestra de la  literatura universal. Consta de 24.000 palabras sin puntos ni comas donde el autor se sumerge  en el pensamiento de Molly. Cuarenta años después de haber encarnado a este personaje  Magüi Mira vuelve a interpretar este domingo las mismas palabras escritas por el escritor  irlandés en una producción de Mirandez Producciones y Pentación Espectáculos cuya  adaptación y dirección firma en conjunto con Marta Torres. Las entradas para este espectáculo  pueden adquirirse por 15Є tanto en taquilla como en www.teatrogayarre.com. 

LA LUCHA CONTRA LA CENSURA DE UNA NOVELA CENTENARIA 

James Augustine Aloysius Joyce (1882-1941), nacido en un barrio de clase media de Dublín,  comenzó la redacción de ‘Ulises’ en 1906. La revista estadounidense Little Review empezó a  publicarla por entregas en 1918 hasta que la Sociedad para la Supresión del Vicio de Nueva York detuvo su publicación en 1920 al considerar el material inmoral y pornográfico. Finalmente, la librera norteamericana Sylvia Beach consiguió editar la obra en París en 1922 con una  artimaña por aquel entonces repetida: un impresor de Dijon que no entendía inglés. Sin  embargo, en Estados Unidos el veto a la novela no se levantaría hasta 1933. 

MOLLY BLOOM Y LA LUCHA POR LA CONQUISTA DEL ESPACIO FEMENINO 

En su monólogo, Molly Bloom, una mujer que espera el regreso de su marido Leopold, expresa  su pensamiento más íntimo, tan íntimo que está cerca del inconsciente. Inmersa en su  soliloquio interior Molly reproduce el pensamiento en el mismo momento en el que surge sin  la organización lógica que tiene la expresión verbal. Molly no se confiesa, piensa, se recrea,  duda, recuerda, siente, late, ríe, expresa sus insatisfacciones, es decir, aquello que puede  pensarse pero no decirse debido a las convenciones sociales de la época.

La actriz y directora valenciana califica al personaje como “inabarcable, inclasificable, una  mujer que no podían encapsular, como tampoco a la condición femenina. Una mujer casada  no podía pensar así. Se horrorizaron ante la desvergüenza de una mujer que recorría las calles  de su vida a tropezones, vida que ella sabía inexplicablemente injusta. Sus gritos  conmovedores, por la urgente necesidad de oxígeno limpio, zarandearon el alma de muchas  mujeres y de muchos hombres que entonces leyeron ávidamente la novela esencial del siglo  XX”. 

La creación de Joyce encarna a un espíritu libre que no se somete al control y al abuso  masculino. “Molly es una voz directa y limpia que habla de otra vida posible en la que quiere  su espacio. Molly tiene los ojos cansados de las mujeres que han transitado años de su vida, la  vida de las mujeres hembras que amamos, parimos, y amamantamos a hijos, padres, amantes...  Molly dice SÍ a la vida. Con un humor más descarado y sabio. Y por eso, hoy, su capacidad de  provocación es más impactante. De ahí nace su apabullante belleza”, prosigue Magüi Mira. 

“Si Leopold Bloom es un equivalente al Ulises de Homero, su esposa es la representación de  Penélope siendo todo lo contrario al mito griego. Molly tiene una aventura amorosa y se recrea  en imaginarios encuentros sexuales. Joyce crea una nueva imagen de la mujer otorgándole  actitudes reprobables para la moral establecida, sin que eso la convierta en perversa o  malvada”, explica Marta Torres, codirectora y coautora de esta versión que se representará en  el Teatro Gayarre este domingo a las 19:00 horas. 

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