Green man en Navarra

El común de los lectores seguramente no asociará el término Green man con el arte medieval, sin embargo el tema resultará más cercano para los historiadores y amigos del arte, especialmente para los viajeros rastreadores del “Hombre verde”.

Green man es la denominación con la que se conoce a la representación de un rostro del que emergen ramificaciones vegetales, generalmente por los orificios de la nariz, oídos y boca, y que envuelven la “cabeza diabólica”. Tiene un origen pagano, fue empleado como amuleto para alejar el mal y atraer la fortuna, buenas cosechas o la fertilidad. Este símbolo del renacer fue adoptado por el cristianismo con significado de Resurrección.

A Navarra llegó a través de Francia, con la que mantenía estrechos vínculos, sin embargo es originario de las islas británicas. Comenzó a proliferar en Inglaterra (KilpecK, Quenington, Wells, Crowland. Exeter, Tewkesbury, Bristol, Lincoln, Winchester etc.), que en tiempos de la dinastía de los Plantagenet (1154 - 1399) tenía posesiones en Francia, a donde se transmitió. Las encontramos en Conques o en Poitiers, como ejemplo.

En Navarra se conoce la existencia del Hombre verde en San Miguel de Ujué (S. XIII) y Santa María de Olite (S XIII - XIV), entre las más conocidas.

La muestra más antigua en Navarra posiblemente sea la de la iglesia de Eristain, en la Valdorba. Para unos medievalistas es considerada un Green man, mientras que para otros especialistas (Universidad de Barcelona) se trata de una variante local conocida como Basajaun (Señor del bosque), de estilo románico.

A éstas hay que sumar la del sepulcro del obispo Miguel Sánchez de Asiáin (+1364),  en el claustro de la catedral de Pamplona, restaurado recientemente (Sagarte S.L.). A diferencia de las ya mencionadas, en este caso se representa en un sepulcro, marco muy apropiado para el tema de la Resurrección, y pintado sobre piedra, cuando la mayor parte de las representaciones son esculpidas.

Con posterioridad al Concilio de Trento (1563) este tema dejó de incluirse en el repertorio ornamental. Ya en el barroco se adoptó como elemento puramente decorativo. Un ejemplo lo encontramos en las yeserías de la capilla de san Andrés en San Pedro de la Rúa, de Estella.

Blanca Sagasti Lacalle. Sagarte S.L.

Sagarte.es  /  @blancasagasti