El peligro para la salud de la desinformación nutricional

Foto: la fruta es uno de los alimentos más beneficiosos para la nutrición
Foto: la fruta es uno de los alimentos más beneficiosos para la nutrición
Se necesita educar a los consumidores para que estos tengan los recursos y herramientas para adoptar hábitos alimentarios saludables
El peligro para la salud de la desinformación nutricional

Priorizar la evidencia científica. Ese es el principal consejo a seguir cuando de información nutricional se trata. Distinguir la información de la desinformación, se ha convertido en una tarea difícil ante la rápida propagación de recomendaciones nutricionales a través de internet y redes sociales. Ejemplo de ello es que, según datos del último Eurobarómetro de la Unión Europea, solo al 54% de los españoles le resulta fácil detectar noticias falsas. Por ende, la desinformación en nutrición se ha convertido en un arma de doble filo que puede llegar a poner en riesgo la salud de los consumidores. Esto es aún más preocupante si se observan las cifras de enfermedades relacionadas con la alimentación. 

Más de nueve millones de españoles padecen enfermedades asociadas a la alimentación como hipertensión, colesterol alto, diabetes y celiaquía, según datos de 2019. Ya en ese entonces, el Colegio Oficial de Dietistas y Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa), hablaba del desconocimiento que existe sobre de qué manera la alimentación afecta el tratamiento y evolución de esas patologías. A su vez, datos de 2020 aportados por la Fundación Española del Corazón (FEC), a raíz de un estudio publicado en el 'European Journal of Epidemiology', revelan que  44.000 personas mueren al año en España como resultado de enfermedades cardiovasculares derivadas de una mala alimentación.

Las cifras dejan en claro la importancia de seguir hábitos alimentarios saludables a la hora de prevenir enfermedades. Esto implica llevar una dieta equilibrada, variada, elegir cuidadosamente los ingredientes, prepararlos de manera adecuada, entre otras cosas. Ahora, teniendo en cuenta la cantidad de información a la que están expuestos los consumidores, a veces resulta difícil poner todo lo anterior en práctica. Sobre todo, cuando existen mensajes contradictorios. Tomemos el ejemplo de la dieta mediterránea. 

La dieta mediterránea fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2010, tras una propuesta presentada por España, Grecia, Italia y Marruecos. Según el organismo de las Naciones Unidas, la dieta mediterránea es un "conjunto de habilidades, conocimientos, rituales, símbolos y tradiciones relacionados con los cultivos y cosechas agrícolas, la pesca y la cría de animales, y también con la forma de conservar, transformar, cocinar, compartir y consumir los alimentos". 

Esta dieta es reconocida por sus múltiples beneficios para la salud avalados por la evidencia científica. Una de las investigaciones más recientes es el estudio Cordioprev. Publicado por la revista Lancet, se trata del primer informe en demostrar que la dieta mediterránea es más eficiente en la prevención de la recurrencia de enfermedades cardiovasculares en comparación a otra dieta baja en grasas. 

Ahora bien, a pesar de la evidencia científica que avala los beneficios de la dieta mediterránea, la información que circula en internet y redes sociales, podría llegar a confundir a los consumidores. Una investigación reciente presentada por Margaret Raber, profesora adjunta del Centro de Investigación de Nutrición Infantil del Servicio de Investigación Agrícola del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, demuestra que cerca del 70% de los vídeos compartidos en TikTok sobre la dieta mediterránea incluyen información falsa. Según lo explicó Raber, gran parte de la información difundida en dicha red social sobre esta dieta son consejos poco saludables y que nada tienen que ver con los beneficios de dicho patrón. Más grave aún es que el 69% de las publicaciones promueven en verdad el consumo de alimentos dañinos o poco saludables. 

Teniendo en cuenta todo lo anterior, queda claro que lo que se necesita es educar a los consumidores para que estos tengan los recursos y herramientas para adoptar hábitos alimentarios saludables. Esto para que cuando llegue el momento de la compra, puedan leer las etiquetas e interpretar correctamente la información y así tomar decisiones informadas y saludables. Más aún, ahora que se habla tanto sobre el debate que se está llevando a cabo a nivel europeo sobre el etiquetado nutricional de alimentos y que genera preocupación debido a la confusión que podrían causar ciertos modelos de etiquetado como el semáforo NutriScore. Un etiquetado que divide a los productos en cinco categorías basadas en calificaciones de letras y colores obtenidas a partir del cálculo realizado por un algoritmo. 

Tal es así, que días atrás se dio a conocer la decisión de la Autoridad de Defensa de la Competencia de Italia (AGCM) de prohibir el uso de NutriScore en el país. Esto tras una investigación que ha arrojado que el Nutri-Score puede llevar al consumidor a tomar decisiones equivocadas. Según la AGCM, este etiquetado se caracteriza por una clasificación arbitraria y no real de los productos alimenticios que impide a los consumidores realizar una correcta valoración para la elección de una dieta sana y equilibrada.

La decisión de la autoridad italiana es un paso en la dirección correcta y un llamado de atención a las autoridades europeas a tomar con seriedad la decisión con respecto al etiquetado frontal de alimentos que la Comisión quiere implementar de forma armonizada a lo largo de la UE. La idea de facilitar la comprensión de la información nutricional para que los consumidores tomen mejores decisiones de compra es positiva. Sin embargo, en medio de tanta desinformación, lo último que necesitan los consumidores es una etiqueta que los guíe de manera incorrecta hacia decisiones erróneas. En definitiva, lo mejor que pueden hacer los consumidores es aprender a identificar las fuentes de la información y seguir únicamente recomendaciones científicamente probadas.