"El Palacio y el vending"

Foto de Stéphan Valentin en Unsplash
Foto de Stéphan Valentin en Unsplash

Por Piluka Azparren, Nekane Iriarte, Belén Lora y Julio Pablo Pérez en representación de Convivir en lo Viejo/Aldezaharrean bizi

"El Palacio y el vending"

Allá por el año 1968, en plena dictadura, el Casco Antiguo de Pamplona fue declarado Conjunto  Histórico Artístico. Por este motivo, hoy está calificado como Bien de Interés Cultural (BIC) y está amparado por  las leyes estatal y navarra reguladoras del patrimonio cultural. Para la protección del Conjunto, el Ayuntamiento  de Pamplona aprobó el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Casco Antiguo (PEPRI). 

El Casco Viejo de Pamplona hoy es también un lugar en el que se desarrolla, como todos sabemos,  una importante actividad de ocio ligada a la hostelería y a otros establecimientos que han aparecido y/o crecido  alrededor de ella. En un lugar pequeño y con calles estrechas muchos de los habitantes de Pamplona y su  comarca, así como turistas y visitantes, se divierten consumiendo en los locales y también en la calle. El Casco  Viejo de Pamplona, se ha convertido en un gran bar al aire libre en el que se come y se bebe día y noche,  desaforadamente, y fuera de los espacios autorizados al efecto. 

Para poder realizar adecuadamente esta función, el Casco Viejo de Pamplona, tiene discotecas, salas  de conciertos, bares especiales, bares, cafeterías que son bares, degustaciones de café que funcionan muchas  veces como bares, tiendas que suministran bebida y comida día y noche, locales en los que se prepara “comida  para llevar” que se consume directamente en las calles del barrio, terrazas de mesas bajas y altas, y también,  para que nadie se quede con hambre y/o sed, establecimientos dedicados al vending mediante máquinas  expendedoras de alimentos y bebidas que también funcionan las veinticuatro horas del día. Y todo ello en  cantidades no despreciables para el tamaño del barrio. Con algún matiz, para su instalación funciona la ley de  la oferta y la demanda, en aras de la libertad, ya saben. 

Muchos de estos establecimientos están diseñados y decorados con elementos muy sencillos, por  decirlo de alguna manera. Prolifera el plástico y el aluminio, el acero inoxidable en las chimeneas extractoras  de los establecimientos es habitual, hay mesas plegables de dudoso gusto y diseño en las fachadas de los  establecimientos para facilitar al máximo el consumo, se consienten los cierres metálicos de tijera y otros de  estética discutible para blindar los locales, el tamaño de muchos toldos excede de lo que establecen las  ordenanzas municipales además de estar diseñados sin excesivos remilgos, en estos tiempos de zozobra  ambiental se colocan sistemas exteriores de calefacción para intentar en la manera de lo posible que los  usuarios de las terrazas se encuentren tan a gusto en la calle como si estuvieran dentro de los locales...y un  montón de despropósitos más que parece concuerdan poco con lo que es un Bien de Interés Cultural. 

Hoy nos referiremos a uno de los que está a punto de eclosionar si no lo ha hecho ya: en la calle Navarrería, está a punto de ver la luz –cuando retiren los andamios- el conjunto del llamado Palacio del Marqués  de Rozalejo y su Vending anexo. 

El edificio, que tiene una protección de grado 2 en el PEPRI ha seguido un tortuoso recorrido en su  devenir que no hace falta recordar ahora pero que, por fin, ha acabado de forma exitosa al otorgarle un  importante destino -Instituto Navarro de la Memoria-, para lo cual se está reformando de arriba a abajo, con  especial cuidado, según la prensa, en todos los aspectos ornamentales de la fachada. Y va...y le ponen un  vending pegado: un local abierto a la calle lleno de máquinas expendedoras de alimentos y bebidas que no  desmerece en su diseño de lo que hemos comentado antes.  

Y así vamos construyendo un barrio, que desde hace más de cincuenta años es llamado Conjunto  Histórico artístico y que, sin embargo, no lo parece. 

Por cierto, ¿cumpliría el local en cuestión lo dispuesto en el artículo 73 del PEPRI que sólo permite el  retranqueo en los locales en planta baja para no comprometer su uso comercial, siempre que en la alineación  exterior del edificio se sitúe la persiana o elemento de cerramiento?.

Artículo de opinión firmado por Piluka Azparren, Nekane Iriarte, Belén Lora y Julio Pablo Pérez en representación de Convivir en lo Viejo/Aldezaharrean bizi